1. Veraneando en la playa


    Fecha: 11/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de la misma. Me mira a la cara totalmente sonrojada, y más anonadado me quedo cuando, la nena se atreve a pasar su otra mano, pero esta vez, por mis testículos, sopesándolos.
    
    No tengo que decirles que aquello me puso como un toro. Entonces le dije: ¿lo has comprobado? ¡Has visto los pelos que tengo ahí!
    
    Ella afirma con la cabeza, pero casi balbuceando me pregunta: ¡pero….. ¡Sus testículos también son muy grandes!.. ¡Son enormes!
    
    Aquello no me lo esperaba. Aquella chica que tenia por sumamente tímida, ahora me sorprendía con aquella languidez. Ante ello, le pregunte: ¿sabes para qué sirven los testículos? ¿Te lo han indicado ya en la escuela?
    
    Ella se queda callada sin responderme. Pero luego muy bajito me contesta: en el cole nos han dicho que es donde se guardan los espermatozoides.
    
    -es cierto. Así es. Pero más morboso le vuelvo a preguntar: Y, ¿Sabes qué pasa cuando un hombre tiene unos testículos grandes como los míos? Me estaba comportando como un completo sádico.
    
    -No se… “debe tener muchos espermatozoides, en ellos”. Me contesta ella dubitativamente.
    
    -cierto. Comente has podido comprobar, “los míos están bien llenos”. ¿Quieres palparlos de nuevo para que veas que están repletos? - me estaba excitando como una moto, y ya no me contenía. Ahora me comportaba como un completo depredador sexual.
    
    La chica, sin pararse a pensar, alarga de nuevo su mano y vuelve a palpar mis testículos cogiéndolos con su manita. No dijo nada, pero note que comprobó cuan de llenos estaban, palpando abiertamente ambos testículos. Mi pene cada vez estaba más endurecido.
    
    Había comprobado que la chica se había confiado con la conversación, y había descuidado y tenía abiertas sus piernas, con lo cual mostraba todo su conejito. Comprobé que aquella cuevita estaba muy brillante, por lo que deduje que, pese a su edad, aquella joven se debía encontraba excitada. Ante ello, mi osadía fue mayor, y ni corto ni perezoso, le solicite: ¿me dejas ver ahora tus vellos. Tú ya me has visto los míos. ¡Solo quiero comprobar que ya eres una mujercita!
    
    Ella inicialmente se quedó quieta, indecisa, temerosa. Sin embargo, contra todo pronóstico, observo que, aunque dubitativa, se abre un poco sus piernas y me muestra su vagina. Yo absorto pude contemplar la espesa mata de pelos, y la espléndida rajita de su coñito.
    
    Aquello era más de lo que cualquier hombre podía soportar. La inocencia de la chica me estaba trastornando. Ahora me encontraba fuera de control. Sin poderme contener, alargue mi mano pasándola por el pubis de la joven al tiempo que acariciaba abiertamente toda su pelambrera. A pesar de su sorpresa, no la deje reaccionar y más atrevido, aproveche para pasar unos cuantos dedos por toda la rajita. La joven, que no se lo esperaba se estremeció, comprobando, no obstante, totalmente incrédulo, que la vagina de la chica estaba sumamente mojada. Más bien diría que la misma estaba empapada.
    
    Me entretuve dándole dedo, viendo que ella me miraba a la cara, ...
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