1. Una madrastra de las buenas


    Fecha: 07/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... feliz, ella era feliz, y por entonces eso a mí me bastaba.
    
    Lamentablemente, a mi padre le duró poco el amor, la verdad. En apenas tres meses se entregó una vez más en cuerpo y alma a poner en marcha su plan empresarial del momento. Dejó a un lado todo lo demás, también a Virginia con la que había consentido casarse en un tiempo exprés.
    
    El negocio de la I.A. lo dominaban los chinos y japoneses, de modo que mi padre perdió de un plumazo el interés por americanos y alemanes, y delegó en sus mejores empleados la supervisión de sus programas hasta aquel momento. Oriente. Había descuidado aquella parte del planeta. Tenía que contactar con los chinos, tenía que mirar hacia Oriente.
    
    Ese era el futuro. Y a formar parte de ese futuro fue a lo que mi padre dedicó su obsesiva actividad. Con el mismo método y el mismo talento de siempre: identificar los contactos adecuados, establecer relaciones, forjar alianzas, saber lo que podía ofrecer y hasta dónde podía pedir, cerrar acuerdos, mantener el principio de que lo que a él le diese beneficios debía dárselos por igual y hasta más a sus socios para así mantenerlos contentos, abrir nuevas líneas de programación y diseño.
    
    Algo cambió y yo lo supe poco después, la primera mañana en que la primavera entró con fuerza. Virginia me había despertado tras regresar de hacer unos recados, quería que la acompañara. Era sábado, uno de esos días de mayo en que el sol llega aún con más luz que calor, una de esas mañanas en que uno se despierta con esa sensación irracional y tranquilizadora de que, de pronto, todo es posible solo porque hace un día soleado.
    
    —Vístete, que nos vamos —me dijo Virginia con su voz alegre— Hoy no pienso dejar que te quedes aquí.
    
    Me esperó sentada al volante de su BMW Mini de color verde en la puerta de casa, haciendo sonar el claxon. Mi padre había trasnochado y no quiso acompañarnos, así que nos fuimos los dos solos. Primero la acompañé a varias tiendas. Recogió unos trajes en una, compró una lamparita en otra y luego pasamos un rato en una librería donde eligió unos cuantos libros.
    
    —¿Has leído a Virginia Wolf? —me preguntó cuando volvíamos al coche.
    
    Le dije que no, que en realidad solo había leído los libros que la profesora de literatura nos obligaba a intercambiar con otros compañeros.
    
    —Da igual, en realidad solo me gusta porque se llama igual que yo.
    
    Se rio, no supe si de mi ignorancia o de la coincidencia de nombres. Estaba de buen humor.
    
    Llegamos a su casa. Aparcó bajo el chamizo de la entrada y cogimos las bolsas con las compras y fuimos al jardín de atrás.
    
    Yo llevaba días sin casi ver a mi padre. En toda aquella semana no habíamos coincidido ni una sola noche a la hora de la cena. No era lo normal. Cenar en mi habitación mientras estudiaba por la noche comenzaba a no resultar extraño para nadie, lo cual paradójicamente a mí me causaba una cierta inquietud, como si ese fuera el paso previo a dejar el hogar.
    
    A nuestro regreso mi padre estaba en el ...
«1...345...8»