1. Una madrastra de las buenas


    Fecha: 07/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    Mi padre nunca me pidió que le acompañase en sus viajes de negocios. Aquella gente no quería tratar con más personas de las imprescindibles. “Pero no te preocupes”, bromeaba cuando estábamos los dos solos, “compañía no me falta. Una novia en Silicon Valley, y otra en Tokio”. Eso decía con un brillo pícaro en la mirada, si bien luego se apresuraba a asegurar que solo estaba de broma.
    
    Hubo una vez que, recién llegado de China, me contó que su anfitrión le había llevado a una elegante discoteca y que allí le había presentado a otros tres tipos y que, según se estaban saludando, había aparecido un secretario con un contrato de varios millones, lo habían firmado todos y después habían seguido de fiesta tranquilamente. “Increíble”, nos dijo. “No os podéis imaginar todo lo que estamos ganando”.
    
    Sin embargo, eso no había sido lo más extraño del viaje. Después me contó con indignación que su chica de allí había tenido un descuido e iba a hacerme un hermanastro, pero al instante se rio y se burló de mí diciéndome que era un ingenuo capaz de creer cualquier cosa y que lo del bebé era mentira, pero lo del contrato no.
    
    Ese era ahora nuestro pequeño papel. Comer o cenar con él cuando regresaba a casa. Nos sentaba bajo el porche y nos hablaba con entusiasmo de los lugares y las personas que había conocido. Con mi padre era así. Nuestras vidas a veces avanzaban acompasadas y, otras, vivíamos a velocidades por completo diferentes.
    
    —La I.A. aplicada a las relaciones virtuales y el sexo es el futuro, y nosotros no estamos en él. Hay que reorientar la estrategia, hay que posicionarse en el mercado, estar preparados para atender la demanda creciente, para ir por delante de cualquier competidor.
    
    La palabrería era inevitable. Pero, más allá de eso, tenía razón. Su empresa de programación había crecido gracias al software de gestión primero, y a los video juegos después. Ahora tocaba dar otro giro. Sonaba lógico. Cuando volvió a callar para esperar una reacción, Virginia, la atractiva e inteligente andaluza por la que había abandonado a mi madre, le dijo con admiración:
    
    —¿Y todo eso se te ha ocurrido al ver una película romántica?
    
    Mi padre asintió, sin darle mayor importancia a la pregunta. Yo me callé, pero me di perfecta cuenta de que Virginia y yo estábamos pensando lo mismo en aquel momento. Aquel otro comentario que ella me había hecho en una ocasión: “Tu padre sabe sacarle provecho a cualquier cosa”.
    
    En efecto, la misma película que a mí me había impulsado a fantasear una vez más con la sofisticada esposa de mi padre, a éste le había inspirado una nueva estrategia empresarial. Al escucharle también me había acordado, sin saber concretar la relación exacta, de algo aún más lejano. Mi madre abandonándonos a los dos, y mi padre y yo viéndola marcharse. Y lo único que a él pareció importarle, lo único que mencionó cuando ella se alejó de casa, fue la cifra que habían acordado, la cantidad de dinero por la que me había comprado.
    
    Nunca volvió ...
«1234...8»