1. Otra Compilación Zoo.


    Fecha: 16/12/2019, Categorías: Intercambios Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... momento que su bola se desliza dentro de mi vagina, es irresistible esa sensación. Lo dejo follarme plácidamente, mi cuerpo tiembla en una serie de orgasmos infinitos y él me ata a su polla por casi cuarenta minutos, cuando me libera me boto exhausta sobre el sofá y duermo.
    
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    Mirella: “Un sueño hecho realidad”.
    
    No tengo perro, pero por casualidad encontré un sitio de zoo. Me masturbe a diario mirando las inmensas pijas de esos perros follando hermosas chicas, las cuales gozaban siendo folladas como perritas. Soñaba con hacerlo algún día.
    
    Un viernes por la tarde después de regresar del trabajo, escuché ladridos insistentes, me asomé y vi al Pitbull de nuestros vecinos ladrando fuera de su casa. Evidentemente se les quedó afuera, estaba comenzando a oscurecerse, así que salí de casa y fui a tocar el timbre de ellos, la casa estaba a oscuras, toqué varias veces y nadie salió. Como el perro me conoce, me golpee el muslo invitándolo a seguirme. Lo entré en casa mía, busqué una palangana donde vertí un poco de agua y le di de beber.
    
    Luego continué con mi rutina acostumbrada, me fui a mi pieza y me quité toda la ropa y me puse mi remera larga y holgada para andar en casa, apenas cubría mi culo, pero me resultaba cómoda. Entré a la cocina con la intención de servirme un poco de leche, encontré a Terry, ese es el nombre del perro, echadito y somnoliento, apenas me dignó una mirada y siguió durmiendo. Con un buen vaso grande de leche, yo me fui a mi computador, era hora de mirar algunos videos cachondos, muy luego tenía ante mí a una hermosa morena enmascarada con un enorme perro plomo con blanco que le lamía el coño desde atrás. Ella vestía unos jeans que habían sido recortados convenientemente para dejar su coño y su culo al desnudo, también llevaba una polera parecida a la mía de color verde, el perro lamio su coño e intentó montarla varias veces y en el último intento lo logró haciéndola quejarse y lanzar un agudo chillido, no se veía el tamaño de la pija, pero ella se movía y levantaba su culo, no sé si de goce o de dolor, pero sus gemidos roncos parecían de goce. Al parecer el perro se corrió e improvisamente tiró y su verga salió disparada del coño de la joven chica, esta vez si que ella gritó, pero no era para menos. La polla del animal era una cosa monstruosamente grande, quizás no tan larga, pero su bola era como una pelota de beisbol o quizás más grande, a estas alturas mi coño rezumaba fluidos y mis dedos estaban bañados en ellos, solo entonces percibí que Terry estaba bajo la mesita del computador, olfateando hacia mi coño. Ni siquiera lo pensé, solo abrí mis rodillas y él acercó su hocico a mi sexo comenzando tentativamente a lamerme, empujé mi culo al borde de la silla para darle mejor acceso a mi concha y le dejé lamerme.
    
    Tuve un orgasmo casi enseguida, me aferré con mis dos manos a la mesa y abrí mis muslos de par en par, me lamía y frotaba mi clítoris con su fría nariz. Hizo que me corriera otras dos veces y ...
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