1. Trueno y yo.


    Fecha: 13/12/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... salvajemente.
    
    —¡Oooohhhh! … ¡N-nnnoooo! …
    
    Susurró en la oscuridad tironeando de sus pezones. Su mente la traicionaba y sus dedos follaban su coño cada vez más rápido, se revolcó sobre las sudadas sábanas de su cama y cuando su mente se colmó con la polla y los relinchos del animal que eyaculaba dentro de la yegua, su cuerpo se encabrito, su pelvis se levantó en el aire convulsionando en espasmódicos temblores de goce, su orgasmo la había sorprendido repentinamente y folló su panocha esperando que las olas orgásmicas se mantuvieran lo más prolongadas posibles. Adoptó una posición fetal con sus muslos cerrados estrechamente, los músculos de sus glúteos se tensaron y temblaron, mientras empujaba sus caderas contra sus dedos, jadeaba en éxtasis con los músculos de su cuello claramente visibles en el esfuerzo orgásmico.
    
    Todavía estremeciéndose, lentamente sus caderas se detuvieron y su orgasmo comenzó a disminuir. Inconscientemente se llevó sus dedos bañados a sus labios y probó el sabor de si misma. El sabor salino le resultó agradable y chupo todos sus dedos absorbiendo esos exquisitos fluidos de su sexo, hasta dejar sus dedos perfectamente limpios.
    
    Cuando recuperó su respiración y los latidos de su corazón se normalizaron, Luisa se levantó un poco tambaleante al baño. Se miró reflejada en el espejo y se asombró ante la imagen de su rostro sonrojado y sudado, sus cabellos enmarañados y en desorden, su remera estaba empapada de sudor y sus pechos se delineaban con sus impertinentes pezones amenazando con romper la delgada tela.
    
    Mientras se ponía en orden, ella comenzó a sentirse un poco mejor. Había sido solo un sueño. Toda la gente soñaba y tenía extrañas fantasías. Había mujeres que soñaban con fantasías de ser violadas, pero ciertamente no querían que aquello ocurriese de verdad. El hecho de que hubiera soñado esa enorme pija de Trueno penetrando su coño no significaba que ella quisiera hacerlo realmente. Así se convenció de que el sueño no significaba nada, se relajó y regresó a su cama, donde logró dormirse rápidamente y no volvió a tener esos sueños estúpidos.
    
    Luisa logró mantener esos depravados pensamientos zoofílicos lejos de su mente por un largo tiempo. Se sentía aliviada, ya no pensaba en tener una sesión sexual con el semental de la granja. Se consideraba una mujer normal, no era una enferma, todo había sido una pasajera ilusión, una fantasía bizarra, pero inocente.
    
    Se hizo a la idea de que solo pensar en ello no causaba daño a nadie y no se preocupo mayormente cuando esas imágenes volvieron a su mente. Luisa ya no era virgen y sentía la necesidad de tener un desahogo a esas pulsiones que mojaban a menudo su coño, pero no le interesaba entregarse a cualquier mozo de la universidad y andar en boca de todos en el aula. Solo que el destino iba a encargarse de cambiar todo eso.
    
    Llegó la primavera y con ello las yeguas en celo aumentaron. Casi todos los días presenciaba uno o dos apareamientos equinos. Veía esas ...
«1234...8»