1. Trueno y yo.


    Fecha: 13/12/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    Trueno fue elegido como semental, relinchó, se encabritó y dio algunos golpes al piso con su pezuñas herradas de reciente; tenía que llevarlo a cubrir la yegua que habían traído. Ya lo había hecho muchas veces antes, así que se dejó llevar por Luisa. Su padre, Orlando, la ayudó a colocar al animal en contacto con la yegua. La hembra resopló cuando la enorme polla del semental penetro su vagina. Trueno era un magnífico animal de cinco años, fuerte y veloz, su color era de un brillante negro endrino con crin cortada y cuidada por Luisa. Sus ojos indómitos subyugaban a la mujer.
    
    Luisa había ayudado en esta operación muchas veces antes. Ella, una hermosa muchacha divorciada y a cargo de la granja junto a su padre, se encontraba en el último año de estudios veterinarios en la universidad local. Ella de complexión física delgada, fuerte y atlética; cabellos negros azabache hasta sus hombros, ligeramente rizados, hermoso rostro con profundos ojos verdes. Cuerpo curvilíneo con senos medianos de rosadas areolas e insolentes pezones muy visibles en sus blusas y remeras.
    
    No se sentía perturbada a desempeñar este trabajo. Ella había crecido ayudando a los caballos a aparearse y no se disturbaba ante la vista del poderoso órgano sexual del semental. Pero esta vez fue diferente para ella. Hoy la vista del gigantesco pene bombeando la vagina de la yegua en celo, le provocó desconocidas cosquillas en su entrepierna, su coño se contraía observando la monta del majestuoso macho. La gigantesca pija se hundía en la hembra y sus pezones se hincharon, sintió un calorcillo recorrer todo su cuerpo y apretó sus muslos lascivamente mirando la copulación de las bestias. Se avergonzó al sentirse excitada por ver a los animales follando; así que se dio prisa a regresar a la casa para preparar la cena; dejó que su padre se encargara de terminar las faenas con los caballos.
    
    Esa noche se despertó sudada y su cuerpo temblando. Había soñado con la verga del semental en su propio coño. Su cuerpo se estremeció en un estado de calentura que jamás había sentido. En la oscuridad e intimidad de su cuarto se bajo las bragas humedecidas e insertó sus dedos en su encharcada panocha, con las otra mano aplastó sus sensibles tetas. Se estremeció al rozar su clítoris con su dedo pulgar. Trató de sacar de su mente esa polla poderosa, gruesa, larga, oscura y con machas rosadas. Pensó en hombres, cualquier tipo de hombres, negros, blancos, asiáticos, árabes. Cualquier cosa tratando de olvidar la pija oscura a forma de hongo de Trueno, pero esas imágenes estaban porfiadamente allí en su cerebro y la hacían sentir cosas deliciosas y descabelladas ideas de lujuria y libertinaje zoofílico. Se veía recostada bajo la panza del animal guiando la polla mastodóntica hacia la estrecha entrada de su cuquita mojada. Creía sentir la cabeza a forma de hongo penetrándola y le parecía escuchar los bufidos y resoplidos del macho empujando el inmenso pene dentro de ella mientras la follaba ...
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