1. Historias del complejo. Segunda serie. (23)


    Fecha: 06/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: jejen, Fuente: TodoRelatos

    ... que casi tres años después, estaba parada frente a mí, en la que fuera nuestra casa.
    
    Me quedé literalmente sin palabras, tan solo la miré a los ojos y pude ver sus lágrimas.
    
    Vestida con una pollera de jean casi hasta las rodillas, una remera ajustada a su cuerpo, un par de aros en cada oreja, tatuajes en sus tobillos, que mi visión desenfocada de esa realidad que me enturbiaba la razón, no me permitió saber de que se trataban.
    
    Más delgada y algo demacrada, pero aún así conservaba esa cara angelical que me había robado el corazón, y esa mirada de niña buena, que parecía estar pidiendo auxilio, solo faltaba su sonrisa, esa de la que había quedado prendado hacía tantos años.
    
    Ninguno de los dos decía nada, yo porque no podía, y ella en verdad no sé por qué.
    
    Luego del tenso silencio de no sé cuánto tiempo, su boca con una tenue voz, casi como de súplica, dijo:
    
    -LORENA: Hola Manuel!
    
    Quise decir muchas cosas, pero no dije ninguna, de mi boca no salían las palabras, no sabía si era el efecto de los whiskys, o la locura que se estaba apoderando de mí ser en ese preciso instante.
    
    Casi tres años de sufrimiento habían sido, casi tres años de una tristeza demoledora, de preguntarme una y mil veces que es lo que había hecho mal.
    
    Tal sería mi estado pétreo en ese momento, que luego de un tiempo de silencio, que tampoco puedo dimensionar, de su boca volvió a salir mi nombre.
    
    -LORENA: ¿Manuel?
    
    La volví a mirar a los ojos, casi sin poder creer que la volvía a tener frente a mí, después de ese dolor que había desgarrado mi alma, qué me había dejado sumergido en la penumbra, en la peor oscuridad de mi vida, estaba haciendo un intento sobrehumano, por alinear mis neuronas para tratar de que por mi boca saliera alguna palabra, pero no tuve éxito.
    
    No podía distinguir si el alcohol que corría por mis venas, o la impresión de volver a verla, me habían inmovilizado de tal manera, que luego de otro lapso de tiempo indefinido, volvió a pronunciar mi nombre.
    
    -LORENA: Manuel, ¿estás bien?
    
    Y fue en ese momento, en ese mismo instante, que todo se me vino a negro, como si fuera una computadora a la que le acaban de quitar la corriente eléctrica, literalmente mi disco rígido se apagó. En esa nebulosa extrañamente indefinida, como de estar y no estar en este mundo, en algún rincón de mi mente creí escuchar, listo Manuel!, ya fue! Ya todo terminó! Ya vas a dejar de sufrir! Y lo agradecí, juro que lo agradecí.
    
    No sé cuánto tiempo después, abrí mis ojos y la realidad volvió a darme un cachetazo, veía el techo de mi casa, sin dudas estaba en el piso, y vi sus ojos a tan poca distancia de los míos, que le pregunté al universo por qué me hacía esto.
    
    ¿No fue ya suficiente? ¿Qué más esperás de mí? Por favor déjame morir en paz.
    
    Como en un segundo plano, como un eco lejano, escuchaba su voz repetir mi nombre, una y otra vez.
    
    No quería volver a la realidad, quería quedarme para siempre en esa oscuridad, que por lo menos me daba paz, esa ...
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