1. Te recuerdo que eres mía II


    Fecha: 26/11/2019, Categorías: Incesto Autor: NenaJoven, Fuente: TodoRelatos

    ... circunstancias lo que más le apetecía era estar sola. Ahogó un grito de frustración en su almohada. Y en un pequeño acto de rebeldía decidió concluir la labor que Henry dejó a punto de culminar, llevando sus propios dedos a su cueva encharcada por la acción manual de aquel perverso hombre que tanto amaba y detestaba.
    
    Henry se desvió antes de reunirse con el resto de la familia, una necesaria parada al baño para tomar un respiro. Muchas ideas descabelladas pasaban por su mente en ese instante. Abrió el grifo para mojarse la cara y serenarse. Cayó en cuenta que su osadía podía haberle salido muy costosa, no por la reacción de Nerea, sino por la posibilidad de ser descubiertos. Por primera vez en esos cuatro años sintió una verdadera inquietud, borró todos sus temores al olfatear sus dedos y todavía percibir el penetrante aroma de los flujos de su sobrina. Al menos sus cavilaciones le habían servido para bajarle la potente erección.
    
    Al salir del baño casi se dio de bruces con Koldo, uno de sus hermanos menores. Koldo no sería el más listo de los hermanos, sin embargo, era el de los sentimientos más nobles y al que más estimaba de los suyos, por muchos motivos siempre tuvieron una relación especial.
    
    – ¿Solucionaste tus asuntos con Nerea? –Preguntó un tanto críptico.
    
    – Al menos hemos dado el primer paso en la dirección correcta –afirmó animado.
    
    *
    
    Cuatro años antes
    
    – Te juro que me van a volver loco con tanto mensaje sin sentido y carente de verdadero contexto –se quejó Henry en broma–. Bendito el día que desarrollaron eso de silenciar los chats, que si no me salgo.
    
    – Ese grupo es como el averno, una vez que entras no puedes escapar. Mira que el tío Koldo lo ha intentado en varias ocasiones y tarde o temprano lo vuelven a meter –Nerea compartió una sonrisa cómplice con Henry. Tumbarse en el sofá criticando a su familia resultaba uno de sus pasatiempos favoritos, que gracias al nuevo estatus de su relación intercalaban con mimos y caricias que iban subiendo de tono hasta que la ropa les estorbase.
    
    – Válgame Dios ¿Has visto? Irene está embarazada otra vez. Me pregunto en qué punto de la educación sexual le saltaron la lección de los anticonceptivos a mi hermana –rió por lo bajo.
    
    – Mira que eres malo, ya sabes cómo es nuestra familia –repuso en medio de una carcajada.
    
    – ¿Cómo las siete plagas de Egipto?
    
    – Iba a decir prolífica, tu eres más dramático.
    
    – De los hijos lo único que me gusta es la parte de hacerlos –apuntó con la voz ronca.
    
    – Es que eres un guarro.
    
    – Por tu culpa –el tener a su sobrina sobre su cuerpo inevitablemente despertaba a su polla que dio un leve respingo protestando por la tela que hacía las veces de barrera–. Vamos, sé una buena princesa, hazme una mamada.
    
    – No lo sé, no me convences –respondió juguetona.
    
    – No te lo estoy pidiendo princesa –la empujó con una sutil firmeza justo sobre su polla.
    
    Henry tenía de caballero lo que tenía de físico teórico, es decir, nada. Tenía una vena ...
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