1. Te recuerdo que eres mía II


    Fecha: 26/11/2019, Categorías: Incesto Autor: NenaJoven, Fuente: TodoRelatos

    ... un gemido cuando sus dedos se colaron debajo de su falda, hizo de lado la braguita mojada, atrapó su clítoris con maestría causándole un nuevo temblor de placer.
    
    – Ya no –musitó conteniendo el llanto–. Deje de ser tuya el día que cogiste ese puto vuelo a Londres y me dejaste sola. Y ahora vienes a poner mi mundo de cabeza para luego volver a irte. Eres un maldito egoísta –la mezcla de emociones la tenía desconcertada, por un lado, el resentimiento y el dolor, por otro, el placer de sentir esos largos dedos hundiéndose descaradamente en su sexo.
    
    – ¿Y el novio? –murmuró antes de hundir dos dedos en aquel coño, siempre tan estrecho y dispuesto a recibirlo, hizo unos movimientos circulares, esos que sabía tanto le ponían a ella. La sintió tan estrecha, como en las primeras veces, evidentemente aquel cáliz seguía siendo suyo.
    
    – ¿Qué novio? –logró articular Nerea en medio de esos gemidos ahogados.
    
    – Eso –soltó una risa por lo bajo, sus dedos aceleraron la masturbación llevándola casi al clímax justo en el momento antes de que se corriese se detuvo, conocía tan bien el cuerpo de su sobrina que podía leer cada gesto, cada petición de su parte para obtener placer–. Lo solucionaremos mi niña –se apartó un poco y le dio un beso en la frente, recolocó la braguita y plisó la falda guardando las distancias, no sin antes chuparse los dos dedos que hacía un instante se hundían sin parar dentro de ella–. Como extrañaba tu sabor. No tienes idea de cuantas noches soñé con él –se recolocó su polla, sintiéndose triunfador, Nerea era solo suya y más temprano que tarde se hundiría en ella, como su dueño que era–. Te lo concedo, si soy un egoísta, por lo que no entiendo un no por repuesta. Eres lo más importante que he tenido Nerea, ya te lo dije una vez y eso no ha cambiado.
    
    – Cabrón egocéntrico –Nerea trataba de procesar lo que sucedía, se sintió frustrada, excitada, molesta. Una de las cosas que más disfrutaba Henry era dejarla al borde del orgasmo, para que ella le suplicase que le permitiese correrse, eso se lo dejó claro desde el principio, sus orgasmos le pertenecían. Solo él podía producírselos, disfrutarlos. Sus ojos se humedecieron más que nada por la rabia de entregarse tan fácil y por esa necesidad de rogarle que terminase lo que había empezado, sin embargo, preservaría la poca dignidad que aún le quedaba.
    
    – No llores princesa –acarició su rostro secando las lágrimas en el proceso–. Me rompe el corazón que lo hagas –tras lo que pareció unos interminables segundos en los que consideraba su siguiente movimiento tuvo que hacer gala de todo su autocontrol y separarse de ella. Se dio media vuelta dejándola en ese estado de casi éxtasis y con las emociones convulsas. Esa gran sonrisa prepotente se dibujó en su rostro.
    
    Nerea recobró un poco de voluntad, en ese breve interludio donde el buen juicio ganó la partida se resguardó en su habitación, que para su desgracia tocaba compartir con sus primas, no es que no le agradasen, es que dadas las ...
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