1. Mi Hermano es una Bestia…


    Fecha: 23/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Januman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... hacerle tríos se nos hizo costumbre cuando papá no estaba, que por fortuna era seguido. El pobre de Sansón pasaba con el culo roto, hinchado y bien rojo, siempre botando leche de los dos por toda la casa; pues no le quedaba de otra que aguantar a un par de insaciables machos como lo somos mi hermano y yo.
    
    E incluso ahora el perro se turnaba en compartir lecho con sus sementales, pues había noches en que la pasaba conmigo y se dormía a mi lado después de que yo me lo follaba sin parar, y luego Walter llegaba por las mañanas a montarse también a su mascota en mi cama, conmigo a la par. Yo sentía que me estaba pareciendo más a mi hermano mayor, que día a día juntos me estaba haciendo más viril y bestial como él; que empecé a sacar pelitos en el pecho y hasta gané un par de centímetros más de rabo.
    
    > Oye, hermanito… ¿La tienes más grande o a mí me lo parece?
    
    >¡Sí, yo también lo siento así! Me la veo más recia y gruesa; pero nunca tanto como la tuya.
    
    > Pues si continuamos compartiendo testosterona así, pronto me alcanzaras. Ja, Ja, Ja…
    
    > Ya quisiera ponerme así de bestia como tú, hermano.
    
    Él me alborotó el cabello con cariño y me dijo que nos echáramos otra ronda de partirle salvajemente el trasero a Sansón.
    
    Y la historia continúa un par de semanas después, cuando uno de los compañeros de la facultad de veterinaria de Walter se quedó a dormir un fin de semana; ya que tenían que estudiar intensivamente para un examen que tendrían el lunes siguiente. Su nombre esDarío, de 20 años, un mulato atlético de cabeza rapada y muy agradable; que rápido congeniamos y hasta a Sansón pareció agradarle ese otro hombre, que se dejaba tocar y jugar con él.
    
    Esos dos estuvieron estudiando como locos todo el viernes y el sábado, que para el domingo en la mañana ya se sentían saturados; por lo que decidieron tomarse el resto del día para relajarse y luego repasarían todo hasta la noche. Entonces sería tiempo de piscina, a lo que yo me les uní e incluso mi hermano llamó a su amigo Enrique. Y como Darío no había traído bañador, ni tampoco Quique, mi hermano propuso bañarnos en bolas entre puros hombres. Ninguno sufrió de vergüenza; ni siquiera yo que era el más bajito y joven de los cuatro, pues Quique es altísimo, pero flaco y de pelo en pecho, y Darío tiene cuerpo de gimnasio. La ropa voló rápidamente por el aire y todos nos lanzamos en la pileta para nadar en aquella agua cristalina, bajo ese agradable sol de domingo.
    
    El musculoso pitbull; que sólo es apariencia intimidante, pues es súper manso; también se metió a nadar con nosotros en la piscina, jugando especialmente con Darío, quien parecía saber cómo ganarse a los animales siendo un futuro veterinario. De vez en cuando alguno salía para ir a la cocina y recargar la hielera de cervezas o porque tenía que orinar en alguno de los árboles del patio. Y en eso Walter y su compañero se echaron en las sillas para dejar que el sol secara sus cuerpos desnudos, en lo que Quique y yo seguíamos en la ...
«12...111213...17»