1. Mi Hermano es una Bestia…


    Fecha: 23/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Januman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... rato, ya él sobrio y ambos complacidos. Sansón se acurrucó en el sillón al costado de su amo, mientras éste lo acariciaba y me contaba cómo se había iniciado en esto de la zoofilia. Walter me confesó que él se había desvirgado a los 12 años con la perra de nuestro abuelo; ya que una tarde que se quedó en su casa, lo espió mientras el viejo le llenaba de leche la concha a su perrita que estaba en celo; así que cuando él se quedó a solas con la perra, probó suerte y también se la pudo follar hasta correrse. Y fue después de eso, que la idea de metérsela a los animales no le daba asco, al contrario, lo calentaba mucho; por eso cuando papá le regaló a Sansón en su cumpleaños número dieciocho, él se decidió a amaestrarlo para que se dejara por el culo y aprovechar a fondo a la mascota.
    
    Por supuesto que toda esa plática me puso nuevamente excitado, que en lo que oía a Walter mi verga estaba muy parada y se sacudía sola, pero la de él también; así que los dos nos terminamos haciendo una increíble paja hasta que salió el sol y luego nos fuimos a dormir.
    
    …
    
    Después de esa reveladora madrugada todo cambió en casa. Mi hermano y yo nos culeábamos a Sansón y ahora ambos lo sabíamos, era un secreto de los dos; que cuando nuestro papá estaba en casa, Walter y yo sólo éramos miradas cómplices, guiños y sonrisas pícaras; ya que sabíamos que siempre que alguno de los dos se quedara solo, la mascota de la casa pasaría a ser nuestra puta complaciente.
    
    En esos días mi hermano mayor y yo nos empezamos a llevar todavía más que antes, éramos más unidos y ahora si nos teníamos toda la confianza del mundo; que siempre que se podía nos las pasábamos desnudos y nos hacíamos pajas juntos viendo pornos. Pero obviamente lo que más gozábamos entre ambos era a Sansón. Por las noches el perro dormía en el dormitorio de su dueño y las veces que yo me despertaba por ruidos y gemidos, me iba a ver cómo Walter culeaba a su pitbull marrón, a su hembra. Yo estaba seguro de que él se cogía más al perro que a las novias que tiene o con todas las mujeres que sale; su mascota parecía hacerlo más feliz. Y siempre que yo lo encontraba en su habitación, le tenía bien metida en el culo a Sansón toda su descomunal carne viril hasta los huevos; que no sé cómo ese animal podía con semejante vergota. A mí presenciar eso me calentaba a mil, que mi verga se ponía durísima en segundos y más tiesa que nunca. Y a él también le excitaba que yo lo viera y el prestarme luego a su perro para que yo también lo sometiera y lo hiciera mío.
    
    Siempre que Walter le llenaba el culo con su cuantiosa leche viril, yo podía metérsela después y gozar más rico que las veces que lo hacía solo con el perro. Mi hermano al terminar de cogerse a su perro, le dejaba el recto más delicioso y mi morbo se acrecentaba con él a mi lado, observándome y diciéndome lo bien que lo hacía, lo orgulloso que se sentía de tener un hermanito semental como yo; que también me corría y le preñaba las entrañas a Sansón.
    
    Eso de ...
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