Maite y su hijo Saúl - Relatos Eróticos

Maite y su hijo Saúl

... la habitación de mamá y un suave empujón fue más que suficiente para abrir levemente la puerta del dormitorio y contemplar algo que cambiaría su vida para siempre.

Maite se estaba follando con los dedos mientras su otra mano atendía su clítoris con gran intensidad. ¡Saúl se quedó sin palabras! No podía creer que su madre fuera tan hermosa. Su cuerpo desnudo era más caliente que cualquier cosa que hubiera visto nunca. Había visto chicas desnudas antes, era un chico guapo y tenía un par de relaciones con algunas chicas adolescentes hermosas, pero Maite era una mujer impresionante que podía avergonzar el cuerpo de cualquier chica joven.

¿Cómo sería tener a mamá tumbada con la boca abierta mientras él llevaba hasta ella su verga en crecimiento? Uffff, ¡Qué calentón estaba sufriendo al ver a su querida mamita así, masturbándose de aquella forma!

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El corazón de Saúl latía con fuerza y ​​sintió que su pene se hinchaba inmediatamente. No podía creerlo, ver a su preciosa madre masturbándose lo estaba volviendo loco. Quería volverse, darse la vuelta y volver a su dormitorio, pero la vista era demasiado atrayente, como un imán que le impedía hacer lo correcto.

Después de un par de minutos mirando el cuerpo de su madre y viendo sus manos dándose placer, Saúl se concentró en el rostro. Jamás había visto así aquellas bonitas facciones. Estaban enrojecidas, tenía los ojos cerrados y la boca abierta y el gesto crispado anunciaba que su orgasmo estaba muy cerca.

Hubiera deseado tenerla, aunque fuese su madre. La imagino tumbada boca abajo en el borde de la cama y él en el suelo utilizándola para su propio placer

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No pudo evitarlo más. Sacó su pene duro como una roca y comenzó a acariciarlo como un loco, tratando de hacer suyo el orgasmo de su madre. Estaba tan emocionado que sabía que faltaban pocos segundos antes de que se derramase y, aunque quería esperar a que su madre lo hiciera primero, sabía que seguramente ya era demasiado tarde. Sintió que su polla palpitaba y cerró los ojos esperando que saliera el primer chorro de semen… pero luego sus ojos se abrieron de par en par al escuchar un grito enorme saliendo de la boca de su madre. Maite explotó como un volcán y tomó su almohada con una mano, colocándola sobre su rostro tratando de reducir sus gritos. Saúl sintió un gemido escapar de su boca mientras se corría y se congeló por un momento, temiendo que su madre pudiera haberlo escuchado.

Imaginó su esperma cayendo sobre el vientre de mamá

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Pero lo que Saúl no sabía era que Maite no podía haberlo oído, estaba con todos sus sentidos concentrada en una sola cosa, disfrutando al máximo de aquellos momentos de placer casi olvidados.

Cuando su cuerpo finalmente dejó de temblar, Saúl miró hacia abajo y vio que el suelo estaba regado copiosamente por su espeso semen, más denso y abundante que nunca. ¡Se había venido tanto que no podía creerlo! ...