Maite y su hijo Saúl - Relatos Eróticos

Maite y su hijo Saúl

... estuviese allí, desnudo, con ella. Podía imaginarlo, apretando su verga contra su vientre, haciéndole sentir la dureza del tallo erecto. Deslizando las manos jabonosas contra sus nalgas, amasando su culo con pasión, deslizando los dedos jabonosos por la sima, en dirección al fruto rajado mientras apretaba más y más contra ella su erección definitiva. Casi podía oírle jadear mientras ejecutaba con sus manos las directrices de su fantasía.

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La lujuria la dominaba. Colonizaba cada poro de su piel, cada neurona de su cerebro. La lujuria, como un sunami la inundaba, hasta el punto de tener una fantasía tras otra, follada desde la espalda, abrazada por él, mientras el agua caliente corría por sus cuerpos. Casi podía sentirla contra su entrepierna, deslizarse entre espumas por la separación de sus nalgas hacia su ano. Tenia que sentirla, así que llevó los dedos a la rajita y se penetró con aquella fantasía erizando las tetas.

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El agua combinada con los cálidos sentimientos de su excitación fue demasiado para ella y estaba lista para ceder a sus pensamientos traviesos hasta provocarse un orgasmo, lo sentía crecer como un hormigueo interno, como una carga creciente a punto de llegar, de desbordarla. Quiso cambiar de sueño. Alternar las fantasías otra vez. Cuando estaba vivo su esposo, el padre de Saúl, a ella le encantaba montar encima, ser ella la que llevase el ritmo, para satisfacer sus necesidades de velocidad. Más pausa, más ímpetu, paradas para sentir la verga dentro quieta, con respingos rítmicos en las paredes de su coño. fue esa la fantasía elegida para el orgasmo. Pensó en Salustiano bajo ella y se dispuso a tener el orgasmo final.

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Su mano se movía más y más abajo. Quedaban apenas unos segundos para el final cuando..sonó la voz de su hijo:

“Mamá, ¿estás bien? ¿Qué haces? Maite respondió rápido, sonrojándose como si Saúl la hubiera pillado, como si la hubiese visto. el orgasmo se diluyó en una mente muerta de vergüenza. “Oh… Sí cariño, estoy bien, Saúl. No te preocupes. Mañana tengo que trabajar temprano así que debo irme pronto a la cama. Solo me estoy duchando”.

El tono de su voz era dulce como siempre cuando hablaba con su hijastro. Pero esta vez se preguntó si en su voz habría habido alguna pista que llevase al chico a sospechar lo que su mamá estaba haciendo. Además, se sentía llena de frustración y mezclada tal vez con algo de enfado. ¡Estaba sumergida en aquella fantasía tan loca y profundamente! Le había parecido todo tan real que…¡Uffff! Pero había sido interrumpida en su entusiasmo. Y ahora ya no podía concentrarse de nuevo, así que terminó de ducharse, decepcionada pero decidida a terminar lo que había comenzado después de que su hijastro se durmiera. No pasó mucho tiempo, Saúl tenía un examen por la mañana, así que se acostó más temprano que de costumbre.

Lo que pasó después…..uffffffffff Maite sabía que su cuerpo ...