1. Deuda Aplazada......Mis pecados al máximo.


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: crima1, Fuente: TodoRelatos

    ... y aceites, sentía como mi masajista pasaba sus manos por mis piernas y mis nalgas, con un breve movimiento, y permaneciendo boca abajo, me hizo abrir mis piernas ligeramente, puso mas aceite en sus manos y procedió a pasar sus dedos por mi ano, bajando hacia mi cuca, rozándome hasta mi clítoris; me sentía excitada, pues nunca antes una mujer me había acariciado mis partes íntimas, aunque tengo que reconocer que en varias oportunidades había tenido fantasías de ése estilo. Fue así como caí en cuenta que ese tipo de fantasías lésbicas, solo las había comentado con Alejo cuando fuimos novios.
    
    A los pocos minutos y ya bastante excitada, mi masajista me indicó que me pusiera boca arriba, al voltearme, alcancé a ver que Alejo ya estaba boca arriba, y su masajista le ponía aceite a su pene, ya erecto, sonreí. Me colocaron una pequeña toalla sobre mis ojos, y luego sentí como me masajeaba mis tetas y aplicaba unos suaves pellizcos en mis pezones. Continuó con su masaje hasta llevar a mi cuca, abrió mis piernas, sentí como su lengua jugueteaba con mi clítoris, estaba muy húmeda, sentí el impuso de aprisionar su rostro contra mí, pero no lo hice. Lo hacia tan bien, que mi respiración ya se aceleraba, en presagio de un orgasmo. Mi cuerpo temblaba, mi corazón iba a mil, mi respiración parecía ahogar la música suave de la habitación. Tan pronto paso mi orgasmo, todo parecía estar en paz, no sentía las manos ni la lengua de mi chica. A los pocos segundos sentí nuevamente movimientos en la entrada de mi cuca, pero era un pene, el que rozaba mi clítoris, era Alejo, me quitó la venda y vi como hacia una seña de despedida a las chicas. Procedió a introducir su pene en mí hasta el fondo, gemí tan pronto tocó mi fondo, con mis manos le tomé por sus nalgas y guie el ritmo de sus embestidas, era una gran sensación sentir su pene entrando y saliendo de mí, llenando mi vagina al máximo. Tuvimos un orgasmo simultaneo, y me embestía tan duro que casi me caí de la camilla. Lentamente fue sacando su grandioso miembro de mi vagina, y sentía como su semen salía de mí. Alejo solo esbozaba una sonrisa, pero sus ojos parecían rojos como los de un toro que ataca a su torero. Le sentía exhausto, pero percibía un cierto sentimiento de furia. – Es solo mi imaginación – me dije. Al fin y al cabo, acababa de tener una sesión de sexo que me puso al límite.
    
    Alejo, desnudo, me alcanzó una copa de vino, que las chicas nos habían dejado. La bebimos y reíamos por lo que acabábamos de vivir. Tomamos una ducha fría, nos cambiamos y regresamos al hotel. Estábamos tan cansados que a penas pudimos quitarnos la ropa y acostarnos. En los segundos antes de quedar dormida, mi mente solo se preguntaba, por qué a la salida del cuarto de los masajes, ya no había nadie en la casa, ni siquiera se escuchaba la música suave que había cuando arribamos. Dormí hasta casi las nueve de la mañana.
    
    Al otro día me levanté, Alejo no estaba, solo había una nota en la cama que indicaba que había salido ...
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