Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... preocupado de poder preparar el cemento, acercar a Ignacio todas las herramientas que pedía y ayudar en todo lo que fuera necesario. Ni siquiera era consciente de estar sobándose la verga cada vez que era posible provocando continuas erecciones que se marcaban en su mono de trabajo además de los que le provocaba al pobre Ignacio. Erecciones que en ningún caso lo llevaban al orgasmo. Durante las noches anteriores Donato lo había programado para ser capaz de mantener una erección durante largos ratos sin llegar a la eyaculación. Un control de su cuerpo que Ignacio no alcanzaba ni de lejos ya que su polla comenzaba a llenar de tímidas gotas semen el calzoncillo que traspasaban ligeramente al mono de trabajo. Avergonzado trató de ocultarse bajando del andamio para "hacer una llamada".

- Dame unos minutos Mohamed que ahora vengo - Dijo el albañil mientras sacaba el teléfono y hacía que tenía una conversación.

Mohamed quedó extrañado al escuchar los gritos de Ignacio. Parecía cabreado porque tenía que recibir parte del material pero no lo tenía... O eso era lo que intentaba hacer ver. Ignacio estaba buscando la forma de huir de la situación. Buscarse una excusa y regresar a su granja... allí sí que se masturbaría tranquilo las veces que hiciera falta hasta calmar el dolor de huevos que traía.

- Mohamed, voy a tener que marcharme. Necesitamos para seguir una estructura específica para poner unas columnas y no la tenemos aquí todavía. Disculpa, pero voy a ir al almacén a echarles la bronca por hacerme quedar mal. Mañana temprano seguro que estará y seguimos con el trabajo.

- Vale, vale... yo... ¿ayudo con algo? - Dijo Mohamed mientras de manera inconsciente se agarraba la verga moviéndola de lado a lado

- No ehhh no, no. Esto... seguro que Donato tiene cosas... puedes ayudar en la granja.

Ignacio no podía dejar de mirar el meneo que le estaba dando Mohamed a su verga, sonriente, como si le estuviera provocando mientras él sentía que en su entrepierna su verga también estaba juguetona.

- Bueno yo me marcho ya. Mañana seguimos ¿eh?

Ignacio se fue de manera apresurada antes de que el calentón le hiciera sacarse la polla delante de Mohamed y hacerse una paja. Estaba tan caliente que solo pensaba en sexo. En follar con ese maravilloso ejemplar africano. Rápido se montó en la furgoneta, se bajó la cremallera del mono y empezó a frotarse el pene. Pero el remedio era peor que la enfermedad, esta vez su propio sudor le estaba poniendo más excitado y cuanto más se sobaba su rabo más imágenes de Mohamed pasaban por su cabeza sacándose de encima el mono y mostrándole su generoso aparato. A duras penas podía conducir la furgoneta hasta que salió a la carretera y automáticamente su mente bloqueó todos sus pensamientos para concentrarse en la carretera. Durante los 15 minutos que tardó Ignacio en llegar a su pueblo su mente estaba en blanco. Ni siquiera se apartó para atender a las llamada al móvil que le sonaron, solo existía la carretera para ...