1. Una granja muy caliente (Parte 16)


    Fecha: 19/11/2019, Categorías: Gays Autor: Ciro, Fuente: TodoRelatos

    ... manera instantánea sus ojos se quedaron en blanco. Su mente quedó vacía. El trigger había funcionado a la perfección.
    
    - Muy bien Nelson. Buen chico. Sigue oliendo el calcetín hipnótico. Sigue esnifando su olor a sudor, a pies.
    
    Donato estaba detrás de Nelson esperando a que entrara en la oficina. Pudo ver cómo cayó en la red hipnótica de manera inevitable. Nelson trató de enfocar con su mirada a Donato, pero este agarró de la mano a Nelson y volvió a llevar el calcetín a su nariz:
    
    - Sniff
    
    - Eso es Nelson, no te resistas. Te gusta el olor del calcetín. Por eso lo he estado guardando tanto. Toma otro poco más
    
    - Sniff
    
    - Buen chico, muy buen chico. Por eso tengo esto preparado para tí. - Donato sacó ahora del bolsillo del mono un nuevo calcetín y lo llevó a la boca de Nelson. - Huelelo... eso... eeeeeso. Más profundo, hoy Carlitos está en un trance profundo recogiendo la parte de la granja que le toca y la que te tocaba a tí. Pero tú estás muy contento por eso puedes esnifar de nuevo el calcetín.
    
    Nelson estaba encantado. Disfrutando del trance que le había puesto su jefe. Quería follar y comenzó a masturbarse.
    
    - Tranquilo Nelson, hoy hay otros planes para ti.
    
    Donato sentó al ordenador a Nelson y le colocó unos auriculares. De la pantalla del ordenador aparecían patrones geométricos de distintos colores. Figuras que giraban y que ponían en un trance más profundo a Nelson. Con la mente abierta a nuevas sugestiones. Pronto quedaría inmovil, dócil, obediente y abierto a nuevas sugestiones hipnóticas y posthipnóticas. El entrenamiento de Nelson había comenzado. Donato quedó a su espalda asegurándose de que el dominicano estaba en otra galaxia recibiendo multitud de estímulos visuales y auditivos que lo impedirían salir del trance por unas cuantas horas. El efecto del olor de los calcetines también duraría algo más.
    
    Ignacio por su parte seguía con su particular calentón que cada vez iba a más... aun habiendo descargado ya una vez. Según pasaban las horas Mohamed comenzaba a sudar más y seguía sobándose la verga insistentemente. Además de vez en cuando Ignacio observaba a Mohamed abriéndose a veces también la cremallera del mono para que entrara aire. Hacía calor aquel día y con todo el agua que bebía Mohamed no paraba de sudar y eso Ignacio lo percibía cada vez que se acercaba. Estaba cada vez más mojado, la cara y el torso le brillaba más y el olor hacía que de nuevo Ignacio volviera a tener la polla morcillona. Ignacio estaba tan cachondo que cada vez más se acercaba al senegalés. Primero le ofrecía más agua o le decía el calor que tenía pero pronto la excitación del albañil empezó a jugarle una mala pasada. Ignacio ya se imaginaba a lamiéndole la polla a Mohamed. Recorriendo con su lengua desde la base hasta la punta y amasando los huevos con los dedos. Con su otra mano se frotaba la polla con buen ritmo. Mohamed por su parte no era consciente de lo que le ocurría al hombre del que estaba sirviendo como peón. Él solo estaba ...
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