Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... a las mil maravillas pero por primera vez cuando trataba de regresar a aquel prado no lo hacía él solo. En su mente Mohamed lo acompañaba con su pollón oscilando de un lado a otro dejando a Ignacio con un calentón horrible.

- ¡Ignacio, Ignacio! ¿Estás bien? - Preguntó preocupado Mohamed.

- Sí , sí... tengo que bajar un momento... Tengo que darme agua...

- Sí, sí, sí ehhhh ¿quieres agua? ¿Esta botella? - Le ofreció Mohamed una botella que utilizaba para beber agua.

Ignacio se imaginó a sus labios tocando aquella botella que había bebido Mohamed. Era como estar dándole un beso. Trató de huir como fuera de aquella imagen.

- No, no voy al... voy al baño. - Respondió Ignacio de manera atropellada.

Ignacio bajó como pudo del andamio y se fue al baño con la cremallera abierta del viejo y desgastado mono azul de trabajo. Desde la nave observaba la escena Donato. Él sabía lo que le estaba ocurriendo a Ignacio y al verlo bajar sabía que no podía aguantar más de la excitación. Pudo verlo pasar y no evitó observar como de la entrepierna crecía un bulto inconfundible.

- Por más que quieras Ignacio, no puedes evitar ser gay como nosotros. No tienes que ocultarlo más. No vas a poder hacerlo por mucho tiempo. - Pensaba Donato mientras se hacía una paja viendo como Ignacio luchaba para no caer en la tentación de masturbarse.

Dentro de la granja trabajaban duramente Nelson y Carlitos. A pesar de haber comenzado el día algo más tarde, habían conseguido avanzar mucho y Nelson vio como Carlitos estaba concentrado. Carlitos había limpiado ya 10 celdas de los cerdos y aún quedaban más de 5. Nelson por su parte había limpiado 12 y las 2 que le quedaban iba a limpiarlas más tarde. Pero primero quería ir al despacho. Seguro que en aquella sala podría tomarse un respiro. Después de todo el trabajo con las vacas y después con los marranos, estaba sudado y algo manchado, además había visto conversar a Donato con Ignacio así que podría dejarlo tranquilo. Trepó para salir de aquella celda en la que se encontraba y se dirigió al despacho. Carlitos seguía muy concentrado en el trabajo. Al entrar en el despacho vio como delante de él había un calcetín de color negro. Automáticamente su mirada quedó atrapada por ese calcetín. Pronto comenzó a percibir el aroma que desprendía. Un aroma que ponía muy cachondo a Nelson. Cada vez le ponía más cachondo aquel olor a sudor, a usado. Acercándose más... y más. Pudo leer como en el calcetín parecía que ponía una palabra... una palabra... SNIFF, SNIFF. Las pupilas de Nelson estaban dilatadas. Su mente al leer esa palabra colapsó por completo. Lo único que existía en ese cuarto era aquel oloroso calcetín. La verga de Nelson crecía. El ano se dilataba. El cerebro quedaba abierto a nuevas sugestiones. SNIFF, SNIFF. Nelson no pensaba en nada más. Se encontraba ya delante de aquel calcetín. Lo agarró con su mano izquierda y se lo llevó a su nariz.

- Sniff

Nelson aspiró todo el olor que desprendía aquel calcetín y de ...