Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... hasta que se lo pida.

A continuación el dominicano le pasó los dedos por los párpados cerrando los ojos de Ignacio mientras este seguía repitiendo la letanía

- Mas cachondo. Más cachondo. Más cachondo...

Nelson caminó ahora hacia Mohamed. Al regresar del aseo Mohamed no encontró a Ignacio y se acercó al establo, entonces fue cuando comenzó a excitarse al ver a Nelson juguetear con Ignacio y en su cabeza comenzó una batalla. Por un lado, una parte de su mente quería revelarse ante esa realidad. Que Nelson o Ignacio fueran homosexuales no era un problema para él. Pero no quería ver cómo se magreaban, como se machacaba la polla Ignacio mientras Nelson lo acariciaba por detrás o jugueteaba con su culo... pero tampoco quería dejar de verlo. No podía parpadear. Tampoco salir de aquel establo hacia el patio donde estaba la obra. Ni siquiera evitar manosearse la entrepierna jugueteando con la polla. Hasta abrir la cremallera del mono de trabajo y empezar a meneársela. Y mientras eso ocurría, de su mente se borraba todo bloqueo hacia las relaciones homosexuales. De pronto comenzó a ponerle cachondo ver como Ignacio jugueteaba con los guantes como si estuviera mamando su polla. Quería follar con Ignacio. Follar con Nelson. Ese negro caribeño jugando con el viejo albañil blanquito le ponía cada vez más cachondo. Ya no podía pensar. No podía pensar más. Solo masturbarse hasta correrse. Y seguir más excitado. Nelson ya estaba delante de Mohamed observando cómo los ojos del senegalés estaban vidriosos, la mandíbula relajada y la respiración era lenta a pesar de la excitación señales inequívocas de que Mohamed estaba ya en trance, algo ligero aun.

- Muy bien mi hermano. Siga haciéndose una paja. Está bien caliente nuestro amigo Ignacio ¿Verdad? Y usted también está bien caliente. Siga haciéndose la paja. Está todo muy bien ¿Verdad? Bien rico. Cada vez más caliente. Cada vez más excitado. Escuchando mi voz. Está todo muy bien escuchando mi voz. Mi voz le relaja y le excita. Y cuando está excitado está en trance. Justo como ahora cayendo más y más profundo en este trance hipnótico. Incluso puedo transferir mi poder hipnótico a su verga. Míreme hermano, y ahora sienta como cada vez que pasa su mano por la verga está en un trance más profundo.

La voz de Nelson sumergía más profundo a Mohamed. Sus palabras lo acunaban mientras que Mohamed al masturbarse multiplicaba el efecto hipnótico. De pronto solo quería follar y escuchar a Ignacio como decía que cada vez estaba más cachondo lo empujaba aun más en ese pensamiento.

- Venga, vamos a darle bien duro a Ignacio. Él también se merece que lo demos bien duro. Así mientras lo tomo por el culo usted le da de mamar.

Mohamed entonces se puso delante de Ignacio y comenzó a pasar la verga por la cara de Ignacio. Los ojos del albañil no podían dejar de seguir esa barra de carne negra que pasaba delante de sus ojos como un péndulo. El olor que desprendía le dio aun más ganas de comenzar a engullirla. Desde ...