Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... Cayendo más y más profundo ahora. Más profundo con cada lamida.

Ignacio ya andaba por otro mundo. Totalmente sumergido en el trance inducido por Nelson lo único que deseaba era seguir saboreando aquellos dedos que en su mente eran una verga dura y larga. Disfrutando de aquel manjar succionaba cada vez más fuerte llevándose más dedos dentro de la boca mientras Nelson se iba excitando por la situación.

- Buen chico. Está bien rica. Quiere más ¿Verdad? - Nelson comenzaba a bajarle el mono de trabajo a Ignacio mostrando con una camiseta interior. - No volverá a llevar esta camiseta ¿Verdad? ¿Por qué no lleva otro mono debajo si tiene frío? Estará más caliente.

Ignacio, entregado, asentía con la cabeza mientras Nelson le iba sacando las mangas y dejaba que aquel mono cayera sobre las botas. Nelson le bajó entonces el calzoncillo y entonces empezó a sobar las nalgas empezando a masajear el ano que estaba al sentir el contacto con el dedo de Nelson comenzó a dilatar. Ignacio entonces empezó a gemir y Nelson se sacó el guante que le estaba chupando.

- Siga disfrutando. Cada vez más caliente. Más excitado. Pronto va a ser follado y quiere sentir como el placer entra en oleadas. Siga sintiéndolo. Cada vez más cachondo. Repítalo. Cada vez más excitado.

Ignacio comenzó a balbucear entonces unas palabras. Primero de forma confusa, pero cada vez más clara.

- Más cachondo. Más cachondo. Más cachondo. Más cachondo...

Nelson entonces sacó un tubo de lubricante del bolsillo y se arrodilló quedando su cabeza a la altura de la parte baja de la espalda del albañil. Comenzó a aplicar aquella crema suavemente mientras Ignacio repetía el mantra entre jadeos. Fruto de aquella excitación su polla estaba totalmente lubricada y el sonido que producía su mano le estaba calentando a un Nelson al que su polla ya no cabía en el suspensorio.

- Buen chico... Buen chico.

En seguida la excitación de Ignacio, el masaje anal de Nelson y la crema lubricante provocaron que se dilatara el orificio anal del albañil. Nelson ya había introducido tres dedos en el culo y se estaba frotando su polla sin parar. Explorando la cavidad anal comenzó a masajear la próstata de Ignacio que comenzó a jadear más fuerte. Nelson estaba como una bestia y solo quería follarselo. Un último azote cuando sacó los dedos del culo antes de empezar a follárselo cuando levantó la vista y vio que en la puerta estaba Mohamed con la polla por fuera del mono haciéndose una paja mostrando su torso desnudo. Se encontraba con los ojos vidriosos, inmovil, incapaz de tener otra reacción que no fuera la de satisfacer sus instintos primarios. Por la cabeza de Nelson pasó una idea aun más pervertida que la que tenía pensada ejecutar, pero para llevarla a cabo aún tenía que ejecutar algún movimiento más.

- Buen chico Ignacio. Siga repitiendo el mantra, cada vez más sumiso. Voy a dejarlo unos minutos pero seguirá excitado. Esperándome profundamente hipnotizado. No va a salir de este rico trance ...