Un trabajo inesperado - Relatos Eróticos

Un trabajo inesperado

... que tienes me lo reventarías, y no estoy dispuesta!

Finalmente nos tumbamos y al rato dormíamos plácidamente, por lo menos yo. Al día siguiente cuando me desperté ella ya había desayunado. Eran las nueve menos cuarto y abría la peluquería a las nueve.

- Hay tostadas y café preparado. – me susurró antes de darme un beso de despedida.

Oí como cerraba la puerta y me levanté. Cuándo llegué a la cocina estaba Jacinta desayunando. No se había vestido y estaba en bata, cosa rara en ella. No obstante la bata era corta y apretada, y podía ver parte de sus exuberantes tetas.

- Buenos días Jaci! Que tal ha dormido!

- Muy bien cariño, aunque supongo que tú mejor!

- Por qué supone eso?

- Porque oí los gritos de Tere anoche, jajaja!

- Es que es un poco escandalosa! – contesté siguiéndole la corriente.

A veces hablábamos de sexo y Jaci se lo pasaba bien. Por supuesto yo no me cortaba, sobre todo si era ella la que empezaba el tema.

- En eso se parece a mí, jajaja!

- Usted también grita así? – continúe con el tema.

- Uy, y más, jajaja!

Me senté a su lado en la mesa cuadrada en la que estaba desayunando y me puse un café.

- Le debiste de dar bien, eh! – siguió sin cortarse ella tampoco.

- A usted si que le daría bien!

- Jajaja, que picaron que eres!

- Se lo digo de verdad, aunque no lo hago por respeto a su hija!

- Me caes bien, pero no me mientas. Se que andas con más de una por ahí, hasta Tere lo sabe, jajaja!

- Pero no le diga nada por si no lo sabe! – intenté bromear.

- Claro que lo sabe, y supongo que también sabe que estás con ella porque te da algún capricho. Si no, como iba a estar con ella un muchacho alto, guapo y más joven?

- Bueno, los dos nos damos caprichos mutuos! – intenté salir del embrollo donde me estaba metiendo.

Hubo un silencio y su siguiente frase me sorprendió.

- Yo también te podría dar algún capricho si te portas bien conmigo!

La miré por encima de la taza que la mantenía en mi boca dando un sorbo de café mientras pensaba en lo que acababa de decirme.

Tenía la polla morcillona, pero no me inmuté, ni mi polla tampoco. La señora tenia un cuerpo para darla bien, pero iba a ser complicado mantener las dos relaciones dentro de la misma casa. Tardé unos segundos en contestar mientras sopesaba los pros y los contras de la situación que se podía producir. Si Tere se enteraba lo más probable es que me echara de la casa, y si no accedía podría perder la buena relación que tenía con Jacinta.

- No cree que se puede complicar bastante la situación?

- No te pediré mucho, y solo lo haré cuando ella no esté en casa. Sabes que tanto el negocio como la casa son míos, y que recibo la mayor parte de las ganancias. También soy la que hace las compras de todo el material, y tengo muchos contactos! Podría proporcionarte algo mejor que lo que te da Tere!

Sus palabras habían sido sutiles, por una parte me estaba ofreciendo algo mejor que lo que recibía de Tere, pero por otra ...