1. Un trabajo inesperado


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    Mi vida rutinaria
    
    - Tenemos que dejar de hacer esto aquí, Renzo!
    
    - No te apetece?
    
    - Claro que me apetece, pero es peligroso para los dos!
    
    - Tranquila Pili, sabes que Clara no viene nunca a la hora de cerrar. Se lleva la recaudación media hora antes para evitar robos y ya no vuelve!
    
    - Pero y si un día le da por volver? O si a mi marido se le ocurre venir a buscarme?
    
    - Venga Pili, sabes que Julián está con los amigotes en su bar preferido, y eso no lo perdona ni una noche!
    
    Pili era una mujer de treinta y cinco años que trabajaba en la peluquería de Tere, la cual era como mi novia en ese momento. Su pelo rubio teñido y sus labios de rojo intenso la hacían más apetecible que cuando iba al natural, aunque yo nunca la veía al natural. Tenía la carne prieta, quizás algo abundante, pero me gustaba lo caliente y escandalosa que se ponía cuando me la follaba, era todo un espectáculo. Todavía no se había cambiado, y llevaba la corta bata rosa que utilizaba para el trabajo dejando ver sus amplios y prietos muslos.
    
    Ya había bajado las persianas y se suponía que no se veía nada desde la calle. Me afanaba pegado a ella manoseando sus piernas y su culo mientras sentía sus amplias tetas pegadas a mi pecho. Le desabroché la fina bata mientras no dejaba de besarla por el cuello.
    
    No le gustaba que la besaran en los labios, decía que eso era para cuando estaba enamorada y este no era caso.
    
    - Que caliente que me pones cabron! – me susurró toqueteándome la bragueta.
    
    Yo tenía veintiocho años y me conservaba en plena forma. Creo que era lo único que sabía hacer bien, estar en forma y follar. Esto último era casi una obsesión, me pasaba el día follando o pensando en ello, y no es una forma de hablar, era algo literal. Tenía cierto atractivo para las mujeres, aunque tampoco hacia discriminaciones, ni por aspecto ni por edad, por suerte me gustaban todas.
    
    Vivía con mi madre y mi hermana, aunque algunas noches las pasaba con Tere, mi novia y la dueña de la peluquería. Tere tenía treinta y dos años y ya se había casado y separado. Era delgada, pequeñas tetas y su culo tampoco tenía mucha carne, aunque lo conservaba erguido y duro. De cara no era muy guapa, aunque bien pintada tenía su atractivo.
    
    Por qué estaba con ella? Bueno, mantenía mis vicios dado que los trabajos que me salían eran esporádicos y poco remunerados. Ella me proporcionaba ropa y a veces me daba algo de dinero cuando me quedaba sin curro. La mala experiencia con su matrimonio la había hecho desconfiar en los tíos y más o menos me utilizaba para su satisfacción. Sabía que andaba con alguna otra, pero se hacía la loca aparentando que no la importaba, claro, siempre que cumpliera en la cama cuando a ella le apetecía.
    
    Tere vivía con su madre, Jacinta, a la que le caía de maravilla, sobre todo porque solía ser amable y flirteaba con ella con caricias y toqueteos disimulados a escondidas de su hija, cosa que a los dos nos parecía divertido. La verdad es que era la verdadera ...
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