Un trabajo inesperado - Relatos Eróticos

Un trabajo inesperado

... Esta como loca porque la digas cualquier cosa!

- Podría hacerla un favor!

- Serás cabron! Ni se te ocurra! Pues solo nos faltaba eso, que tuvieras que follar con las dos!

No quise ahondar más en el tema dado la fuerte oposición de Tere. Se quitó la bata y se quedó en ropa interior.

- Te gusta? – me dijo poniendo una pos sugerente.

Llevaba un conjunto verde claro intentando realzar la poca carne de su cuerpo.

- Estás preciosa! – mentí relativamente para elevar su ego.

Se abrazó a mi cuello y nos fundimos en un largo beso mientras apretaba su culito duro.

- Que ganas tengo hoy! – replicó después del largo beso.

Con Tere había pocas palabras a la hora de follar. No le gustaba perder el tiempo y se quitó las bragas de inmediato. Su cuerpo no era muy seductor, pero sabía ponerme la polla dura con unas cuantas chupadas, y eso es lo que hizo. Se sentó en el borde de la cama quedándome de pies frente a ella. Me desabrochó el pantalón y tiró de él junto con los calzoncillos hasta hacer que cayeran juntos al suelo. Agarró mi polla, en estado de media erección, y después de mirarla con deseo comenzó a chupar metiéndose la mitad en la boca. Al momento la verga se erguía de una forma majestuosa.

- No vamos a cerrar la puerta? – le pregunté al ver que se había quedado abierta.

- No. Quiero que nos oiga para que se ponga cachonda!

- Eso es algo malvado, no crees?

- Eso hacia ella cuando traía a su último amiguito!

- Vaya, eso nunca me lo habías dicho!

- No había habido ocasión!

No pregunté más, la cama era alta y tan solo tuve que elevarle un poco las piernas para aplicar el capullo contra su raja. Abrió las piernas como si se fuera a partir por medio y empujé con suavidad. Siempre temía que pudiera hacerla daño en la primera penetración, pero nunca se quejó, y esta vez tampoco.

Metí la mitad de la polla y comencé a bombear para que su vagina se fuera adaptando. Al cuarto empujón mi polla se colaba por completo entre su pequeña raja.

- Ahhh, diosss! Ahhh! – comenzó a jadear sin ningún pudor por qué la oyera su madre.

Aumenté el ritmo pues no me apetecía que se alargará aquello. Ya había disfrutado por la tarde con la voluptuosa Pili y ahora el cuerpo de Tere me sabía a poco.

Comencé a darle pollazos como un poseso y sus jadeos se hicieron más sonoros. Mi polla penetraba profundamente en su delgado cuerpo totalmente contorsionado con los tobillos casi entre su cara. Realmente tenía una flexibilidad extraordinaria.

- Te gusta así, guarrilla! – le dije intentando excitarla más.

- Ahhh, me encanta, cerdo! Ahhh!

No pudo decir más. Al momento su cuerpo se retorcía entre estertores y soltaba una leve corrida. Tere no era de grandes corridas. Paré mientras su agitada respiración bajaba la intensidad y me atreví a preguntarle algo a lo que siempre se había negado.

- Me dejas el culito?

- Ni hablar! – contestó con rotundidad.

- Lo haré con cuidado!

- He dicho que no! Con ese pedazo de polla ...