1. Átame a ti :Capítulo 09


    Fecha: 12/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Andy, Fuente: TodoRelatos

    ... se atrevió a hacerlo en voz alta.
    
    Lu se adelantó y tocó la puerta un par de veces. Instantes después, una mujer mayor abrió. β€” ¡Ana! β€” Saludó con mucha confianza, abrazándola y dándole un beso en cada mejilla.
    
    So se mantuvo al margen, observando curiosa la escena. Aquella dama vestía un elegante conjunto de falda recta hasta los tobillos de color rojo junto a una blusa blanca que dejaba ambos hombros descubiertos. Un inmenso collar que parecía ser de oro adornaba su cuello, haciendo juego con un precioso anillo en su anular. Parecía ser más o menos de su tamaño, pero los gigantescos tacones de aguja de las sandalias que calzaba casi la ponían a la altura de Lu. Ana Sofía intuyó que tenía unos cuarenta y tantos años, su cabello era rubio cenizo, peinado cuidadosamente en cascada hacia su lado derecho. Tenía unos penetrantes ojos cafés tan oscuros como el tronco de los árboles.
    
    β€” María β€” Lu devolvió el saludo. β€” ¿Cómo has estado?
    
    β€” Muy bien, muy bien β€” la mujer les enseñó la estancia y ambas hermanas se adentraron. Le regaló una sonrisa amigable a la menor antes de hablar. β€” Mucho gusto, María Reyes.
    
    β€” Oh… Ana Sofía β€” dudó en decir su apellido. β€” Un placer.
    
    β€” Tenías mucho tiempo sin venir, ¿no? β€” Cuestionó rodeando un gran mesón y sentándose sobre una silla tipo presidencial. Detrás de ella había un gran monitor con la imagen de un video musical, sin embargo, lo que más captó la atención de So fue el escaparate exhibidor que había detrás.
    
    Los ojos barrieron rápidamente los objetos que yacían cuidadosamente acomodados para que cualquiera que entrara los viera. Entre ellos, destacaban látigos de diferentes estilos, consoladores, mordazas y varios objetos de cuero que desconocía totalmente. Desvió la mirada rápidamente, sintiéndose una niña pequeña viendo algo que no debía. Sus mejillas ardían y ella lo sabía, pero no podía hacer nada.
    
    β€” No tanto, algunos meses β€” Lu observaba de reojo la reacción de su hermana. El nerviosismo porque rechazara aquello batallaba con el deseo. No esperó más y fue directo al grano. β€” Eh… María, ¿Tienes lo que te pedí?
    
    β€” ¿Alguna vez le he fallado a una de mis clientas? β€” La mujer sonrió ególatra y extrajo una pequeña caja cuadrada de color plateado de uno de los cajones y se la extendió. β€” Segundo piso, cuarto violeta β€” finalizó, otorgándole una llave con un pequeño llavero con el tallado de una flor de cayena color violeta.
    
    Lu tomó las llaves y después se aferró a la mano de Lu. No la vio, pero la menor sintió el frío tacto y un leve temblor.
    
    Estaba nerviosa.
    
    5
    
    Aferrada fuertemente a la mano de su hermana, luchó contra los nervios. Intentó mantener un semblante sereno, pero el leve temblor que recorría su cuerpo era imposible de disimular. Aun así se las arregló para guiarlas con templanza hasta las escaleras.
    
    Cada escalón que subían parecía un simbolismo a una ansiedad que comenzaba a sentirse físicamente. El apretón de manos se hizo mucho más intenso cuando alcanzaron el piso ...