1. Átame a ti :Capítulo 09


    Fecha: 12/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Andy, Fuente: TodoRelatos

    ... decidido dejarla con el calor de su coño quemándole casi dolorosamente. Se reacomodó en la silla y cerró las piernas como si alguien pudiera ver la gran mancha oscura en su ropa interior. — ¡Eres el diablo, Ana Lucía Menotti!
    
    — No has visto nada, mocosa. No has visto nada…
    
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    El rechinar de las zapatillas en el tabloncillo resonaba en todo el gimnasio. El ambiente húmedo y cargado era acompañado de los silbatazos dados por el entrenador y los jadeos de las jugadoras que corrían a toda velocidad de un extremo a otro, aupadas por las órdenes y gritos de alientos de los preparadores físicos.
    
    Desde la segunda fila de las gradas, So observaba con atención el entrenamiento. Sus rodillas yacían juntas, evitando que la minifalda tableada que había decidido usar ese día mostrara más de lo debido. El codo derecho se apoyaba en su muslo diestro y el mentón descansaba en la mano. Las uñas estaban prolijamente pintadas con una capa de color granate que combinaba a la perfección de sus zapatillas Vans del mismo color y, curiosamente, con su cabello. El celular descansaba en su mano siniestra, la cual cruzaba sobre las piernas, instintivamente en dirección a su mochila cuidadosamente colocada en la butaca siguiente.
    
    Los ojos esmeralda de So se enfocaban en la otra pelirroja que sobresalía del resto. Siempre le sorprendía como, en comparación a la vida cotidiana, Lu no se veía tan «gigante» dentro de la cancha. Incluso había un par de chicas más altas que ella. En lo que resaltaba, y sobradamente, era en el apartado físico; la menor de las Menotti observaba como las largadas zancadas de su hermana le hacían adelantar a la mayoría de sus compañeras en cada sprint. También le permitían reaccionar más rápido para volver después de que su mano izquierda descendiera hasta la línea.
    
    So se imaginó a sí misma cumpliendo un régimen físico como el que hacía el equipo los días miércoles e inmediatamente negó con la cabeza. Era imposible, moriría en el primer día. Ni siquiera entendía como su hermana soportaba esa clase de entrenamiento y terminaba como si hubiese dado un pequeño paseo trotando por el parque, mientras el resto de las jugadoras terminaban totalmente exhaustas.
    
    Un fuerte silbatazo las sacó de sus cavilaciones e inmediatamente, las deportistas se detuvieron. — ¡A lanzar tiros libres, señoritas! ¡Dos grupos, el primero que llegue a treinta se larga, el que pierda hace cinco sprints más!
    
    Las chicas se dividieron sin mucho problema en dos grupos de seis jugadoras y cada uno se dirigió a cada cesta. Para su suerte, su hermana estaba en el lado más cercano a ella. El pecho de Lu subía y bajaba exageradamente producto del esfuerzo físico. La franelilla negra estaba prácticamente adherida a su piel por el sudor que empapaba su cuerpo. Su cabello casi anaranjado yacía recogido en una cola de caballo alta, con los pequeños bucles húmedos cayendo hasta la nuca. El pequeño short blanco se esforzaba por contener los voluptuosos glúteos, ...
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