1. Aventuras y desventuras húmedas: Segunda etapa (9)


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... se iba por donde había venido, algo de él todavía quedaba dentro. Escuchando como los gemidos de su amante se aceleraban, sintió que avivaba esa parte de su interior como si le echara un bidón de gasolina.
    
    Se encorvó hasta que su nariz se posó en el cuero cabelludo negro de la joven. Olió el aroma que desprendía, una mezcla de tabaco, alcohol, perfume y sexo… mucho sexo. Se acercó a su oído y copiando más o menos lo que ella hizo en el baro, le mordió la oreja sacándola un generoso jadeo.
    
    —Di mejor… Polla.
    
    Solo fue un pequeño susurro, un leve respiro, nada más. Pero Alicia abrió los ojos y volteó la mirada para ver al joven que ahora, la cabalgaba con muchísima más pasión. Apretó los dientes sintiendo como lo de antes habían sido los aperitivos y ahora llegaba el plato principal. Su vagina echaba humo, casi literalmente y cuando vio, como el joven alzó la mano y soltó un cachete rápido, disfrutó como nunca.
    
    El sexo volvía a ser veloz, no tanto como antes, pero si a una velocidad considerable. El condón debía ser de buena calidad para soportar tales acometidas y en un momento, Alicia lo notó. El orgasmo.
    
    —Más, Sergio, más…
    
    Susurró similar a como si estuviera suplicando. Hizo fuerza para quedarse en el sitio y que las penetraciones de Sergio no la movieran. Sus uñas pulcramente tratadas se iban a romper si seguía con tal presión en la alfombra. Estaba notando el cielo, el verdadero paraíso de la mano del hermano de su amiga. “Si esto lo supiera Laura…” se rio por dentro.
    
    En ese momento, sintió el cuerpo de su amante cayendo sobre ella. Ambos se tumbaron, Alicia fue sometida al final del coito, estaba entre la piel y los pelos de la alfombra. Con fuerza Sergio impulsó una y otra vez su cadera mientras contemplaba a partes iguales tanto su reflejo en el televisor como a su joven chica gozando tumbada en el suelo.
    
    Por fin llegó, y Sergio se maldijo por tener el preservativo puesto para poder irse a la vez, no obstante aquella tela que le quitaba placer, también negaba la posibilidad de tener descendencia. Alicia gimió primero y después, debido quizá a que su mente se había aclarado, pensó que mejor no gritar, aferrando con sus dientes los pelos de la alfombra y soportar el placer.
    
    La cadera le tembló y el pene de Sergio fue expulsado como un incómodo invitado. Sus piernas se movieron arriba y abajo y una mano rápida acudió a la llamada del clítoris que pedía más atención. Alicia acabó ella misma de producirse un orgasmo con el que jamás había soñado y ahora, yacía en la alfombra de su casa manchándola con sus flujos.
    
    —Cariño, ¡¿qué me has hecho…?! —dijo la joven tratando de levantarse.
    
    Sergio la ayudó esta vez con mucha dulzura, pero aquello le había sentado extraño, “¿cariño?”. Para él esas muestras de amor, solo eran reservadas para las parejas o la familia, le sonaba muy a Marta y apenas le hizo gracia.
    
    Sin embargo, aún estaba allí, con una erección monstruosa y un cansancio que no se podía ni mover. El sudor le ...