1. Aventuras y desventuras húmedas: Segunda etapa (9)


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    Era un caballo desbocado dando zancadas de varios metros. Cualquiera que le hubiera visto pensaría que huida de la misma muerte, pero no había nadie que le viera, ni siquiera su hermana, que ya comenzaba la última recta en dirección a casa.
    
    El corazón le estallaba y no del cansancio por la carrera, sino por la tensión de lo prohibido. Había llegado al portal en menos de dos minutos cuando caminando hubiera necesitado mínimo cinco. Llamó al portero con los pulmones ardiendo, menos mal que nadie preguntó, solo aulló el sonido de la cerradura metálica abriéndose. Si hubiera tenido que decir una mísera palabra, no hubiera podido.
    
    Esperó al ascensor, primero porque debía descansar y segundo porque se quería hacer un poco de rogar. “A buenas horas” saltó su mente racional, “como si Alicia no supiera a lo que vienes”. El ascensor le dejó en el quinto piso y la puerta de más a la derecha ya estaba abierta. Allí posaba su amante, Alicia, con un pijama corto y unas zapatillas peludas que asemejaban un conejo.
    
    Dio el primer paso acercándose a la joven. Una pequeña voz en su interior le decía que recordase a su novia, que Marta no merecía eso, pero era algo tan lejano… un eco venido de la cima de un monte que no se podía escuchar.
    
    Alicia comenzó a cerrar la puerta, sin embargo, antes de conseguirlo el chico que tan ardiente parecía, ya la había rodeado con sus brazos y comenzaba a besarla. Los besos se sucedían sin parar, el sabor a alcohol no les parecía para nada desagradable y mientras la puerta se cerraba con brusquedad, la jovencita era alzada en brazos.
    
    Las manos de Sergio aferradas con dureza a las nalgas de la joven la llevaban en volandas por el descansillo. Toparon con una pared y Alicia movió la cadera para sentir algo que la golpeada, era el pene del joven que ya venía preparado.
    
    —Sigue el pasillo y a la derecha.
    
    Pudo decir la muchacha mientras sus lenguas batallaban con ferocidad. Sergio la llevó sin soltarla ni por un momento, recorrió el pasillo y después se paró en la puerta de la sala. Allí se adentró y la depositó en el sofá, se sentía con tanta fuerza que la chica apenas le pesaba más que un papel. La adrenalina en su cuerpo, sumado a lo caliente que estaba le hacía sentir que podía hacer cualquier cosa.
    
    —Me has hecho esperarte un poco —saltó Alicia sentada contra el respaldo del sofá.
    
    —Ahora lo compenso —Sergio no quería hablar, solo pensaba en una cosa, sexo.
    
    Se sentó a su lado y con ganas pasó su mano por la pierna desnuda de la muchacha que rio al notar el cosquilleo que le producía. Los dedos curiosos avanzaban por la suave piel que a cada centímetro se erizaba aún más. Estaba muy cerca del pequeño pantaloncito que cubría una zona que Sergio deseaba probar, unos pocos milímetros le separaban, apretó esa parte del muslo con ganas antes de llegar.
    
    Sin embargo, Alicia le detuvo. Colocó su mano en la muñeca del chico y paró su avance sin ofrecer ningún motivo. Le miró con ojos deseosos, no se comprendía ...
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