Camino hacia zoodoma. Capítulo I - Relatos Eróticos

Camino hacia zoodoma. Capítulo I

... potencial para convertirte en toda una reina en el spa, así que mi trabajo es que luzcas como una. El que esto funcione ahora si correrá por tu cuenta.- Aquello era alguna clase de cumplido extraño. No todas las personas te pueden decir que tienes el talento para ser una gran puta de forma que te sientas bien al escucharlo. Anabel era una de ellas. Y no solo eso, sino que también había logrado que me sintiera con la obligación de hacer que aquello funcionase. “Lo siento prostitución, ahora es personal”.

La siguiente parada fue la zapatería. Solo faltaban las zapatillas que fueran a juego con cada conjunto. El dar con ello fue una tarea mas rápida, no nos llevó mas de veinte minutos salir de aquel lugar. Después me invitó a comer a un restaurante de comida japonesa. Pasé un rato bastante ameno en ese momento. La plática ya no era un cuestionario, hablamos de cosas tan variadas como películas o música, como si estuviera con una amiga de varios años. Estaba logrando darme una excelente primera impresión sobre el empleo, parecía que lo referente a las personas con las que trabajaría no habría ningún problema. Y la verdad es que así fue. Anabel siempre se comportó al nivel, al igual que las chicas con las que me tocaría trabajar.

Tras acabar el almuerzo nos dirigimos de regreso al número doce de la calle nube, directo al spa. Cuando llegamos al lugar por fin pude ver a otras dos chicas que estaban llegando a su turno. Anabel me presentó a Elena y Victoria como su nueva compañera de trabajo. Después fuimos de vuelta a su oficina, y tras entrar me pidió que cerrara con seguro. No había siquiera soltado la manija cuando ella me pidió que me probara lo que acabábamos de comprar.

-Quítate la ropa y pruébate esto- Dijo a la par que ponía cada bolsa sobre la respectiva caja de zapatos que guardaba el calzado correspondiente

-Bueno, voy a cambiarme a algún baño si quieres…

-No, quítate la ropa aquí, enfrente de mi. Vas a trabajar desnudándote para tipos que te van a coger, no tiene sentido que guardes el pudor conmigo.

Tenía razón. Todavía no había dimensionado todo lo que conllevaba dedicarme a ese negocio. Pero ya era demasiado tarde para sobre pensar las cosas. Me quité los zapatos, la blusa y el pantalón, para después continuar con las bragas y el sostén. Quedé desnuda frente Anabel, que no demostraba ni un ápice de impresión al verme de esa forma. Tomé la primer lencería para ponérmela, así como las zapatillas a juego. Era un conjunto de tanga y sostén de media copa color blanco de encaje, con pequeños adornos azul claro. Las zapatillas eran descubiertas del mismo color que la lencería, sólo que contaban con pequeñas piedritas brillantes que parecían diamantes. Tras modelarlo la jefa asintió con una sonrisa al hecho de que empezaba a desinhibirme. Seguí con el próximo modelo. Era un juego de tanga y sostén como el anterior, pero ahora de color rosa claro, totalmente transparente, adornado con pequeñas flores de modo que cubría casi a la ...