1. Camino hacia zoodoma. Capítulo I


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Nikki, Fuente: TodoRelatos

    ... imploraba que se largara casi al punto del llanto, mientras el lujurioso animal no mermaba en su intento de atraparla entre sus patas o hacerse camino con la nariz hacia sus partes íntimas. Las risas inundaban el salón, sobre todo de los hombres que no paraban de hacer burlas e insinuaciones sobre el porqué aquel perro andaba tras ella. Éstas sólo pararon brevemente cuando uno de los compañeros gritó: “no mamen, ya se la puso bien parada al Solovino”. Tras esto la atención de todos en el salón fue a dar en el falo erecto de color rojo que se rozaba con las calcetas de Camila; mojándolas con pequeñas gotitas de líquido trasparente. El salón explotó en burlas, risas y expresiones de asco, y la pobre víctima de todo ello no hacía más que retener las lagrimas y empujar más fuerte al perro. Todo aquello no se detuvo hasta que llegó el profesor. Bastó solo una orden de silencio para que todos se callaran. Después se dirigió al perro, lo tomó de la piel del cuello y lo jaló hasta la puerta para sacarlo y cerrarla tras ello.
    
    -Silencio todos. Lo que pasó aquí es parte de la naturaleza. Los perros se guían por el aroma para buscar a las hembras. Su compañera Camila seguramente tiene una perrita en casa que está en celo en este momento, así que lo único que pasó es que se impregnó del aroma del animal y por eso Solovino reaccionó de esta forma.- Dijo el profesor tratando de inyectar un poco de raciocinio a todos los que estaban en el salón.
    
    Pero no sirvió de nada la explicación del profesor y el que Camila afirmara que eso era lo que había pasado, porque no hace falta mucho para que la gente tenga razones para molestar a los demás, menos en la adolescencia. Para la mayoría de la gente del salón, e incluso de la escuela entera, Camila era la perra en celo, y ahora formaba parte del harem de novias de Solovino. Las burlas siguieron todo el día, al igual que los ataques del perro que esperaba fuera del salón a su objetivo. Y aunque Camila evitó salir en el receso, y contó con el apoyo mío y de otras compañeras que manteníamos la puerta cerrada, no pudo escapar a Solovino a la hora de la salida, que la atosigaba a brincos, trompazos y mordidas mientras ella corría hacía afuera, al sonido de las risas de la escuela entera. Para el día siguiente Camila no fue a clases, y los chicos del salón se partían a risas con la teoría de que no podía caminar, porque la bola del perro le había partido la cola. Para cuando se presentó de nuevo en la escuela, se encontró con las mismas burlas con las que viviría los tres años de secundaria. Cosa que se repetía con todas las pobres a las que les tocó ser víctimas de Solovino.
    
    Se que será un poco decepcionante para la mayoría, pero mientras estudié en aquella escuela nunca tuve constancia de que Solovino tuviera sexo con alguna mujer, mas allá de sus manías raras. Los rumores hablaban sobre que alguna maestra, o incluso la directora lo habían entrenado para coger con mujeres. El chisme llegaba a tal grado que en las ...
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