1. Camino hacia zoodoma. Capítulo I


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Nikki, Fuente: TodoRelatos

    ... ocasiones en las que se desaparecía de la escuela, la gente decía que se lo llevaba alguna docente a casa para que cogieran toda la noche. Para mi nunca fueron más que mentiras que se inventaban para incrementar la burla. Me seguía pareciendo absurdo el que una humana tuviera el coito con un can. Era antinatural e ilógico en mi cabeza. Pero no tardaría en darme cuenta de lo contrario gracias a el morbo de mis compañeros de salón. Una tarde en la hora de receso mientras jugaba basketball con mis amigas, se acercaron un grupo de cuatro compañeros dispuestos a ilustrarnos gráficamente todo lo que habían rumoreado. Cuando llegaron al lado de la cancha, abrieron una revista y tras extenderla a nosotras dijeron: “¡Miren! Esto es lo que le hace Solovino a Camila cuando están solos”. En aquellas hojas estaban las fotos de tres mujeres siendo montadas por perros, junto con algunas líneas de texto que escaparon de mi atención en ese instante. Aunque el momento fue rápido y brusco, las imágenes se quedaron en mi mente, mas aún aquella en la que era evidente la penetración. Tres fotos de lo que ahora reconozco como porno vintage, en la que tres mujeres parecían estar disfrutando de sexo zoofílico.
    
    Mentiría si dijera que aquello no estimuló mi curiosidad, pero la verdad es que tenía un poco más de miedo. Quizá si hubiera tenido una computadora con internet en casa, mis pensamientos en aquel momento hubiesen sido diferentes. Había algo de morbo en mi, pero seguía pensando que era anormal e incorrecto. Un acto para mujeres locas o enfermas, y aunque no me sentía parte de ellas, la verdad no me hubiera molestado ver mas fotos o algún video para saber hasta que punto llegaban con aquella locura. Pero no estaba lo suficientemente interesada como para arriesgarme a buscarlo en algún café internet, o comprar una película porno de este género en algún puesto de dvd’s piratas. Solo era algo curioso de saber, pero que prefería dejar de lado como eso, un dato curioso, pero fuera de mi interés.
    
    Y así fue en toda mi adolescencia. Gracias a dios escapé del acoso de Solovino, y de toda la humillación que conllevaba. Pero en el tiempo que estuve en esa escuela fui testigo de por lo menos ocho casos iguales. Si algo bueno saqué de todo eso, fue un excelente higiene, ya que por si las moscas lavaba bien mis partes y evitaba a cualquier perro hembra para así estar libre de olores. Ya en la preparatoria el tema fue casi inexistente para mi. Todo iba a solo bromas y chistes entre amigas. La clásica “ojalá te coja un burro” era una forma de maldición que demostraba el más oscuro deseo de malaventura. O el título “cogeperros” era reservado para aquella que solía tener novios tan poco atractivos que no merecían ser considerados humanos. Y es cierto, aunque estas expresiones no eran de mi creación, el que las usara e introdujera en el léxico de mi grupo de amigas era síntoma de que en mi mente seguía presente aquella curiosidad bestial. Y aunque era consiente de lo que era ...
«1234...11»