1. Camino hacia zoodoma. Capítulo I


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Nikki, Fuente: TodoRelatos

    ... capaz un perro si se le dejaba, mi amor hacia los animales no bajó ni un poco.
    
    Lo que ayudaba a mantener mi curiosidad viva por aquel entonces era Tarzan, a sus cinco años seguía igual de caliente que siempre. Verlo en acción para ese momento ya tenía otro significado para mi. ¿Sería acaso Tarzan capaz de arremeter contra una mujer con la misma fuerza? ¿Todos los perros tienen ese mismo interés hacia las hembras humanas? Lo más que había visto era una vez que se abrazó a la pierna de mamá para intentar picarle los chamorros. Ella se moría de la risa mientras le pedía que le bajara a su calentura. En la secundaria evité aquello con Tarzan por miedo a que me pegara algún olor raro, y en la preparatoria me detenía la moralidad. Verlo coger, o verle la verga de fuera alimentaba mi imaginación, pero no quería terminar manchada por un perro. Como si todos se pudieran dar cuenta sólo con verme; marcada por el olor a perra, y juzgada por la burla de la sociedad. Pensamientos de niña tonta. Así es, la realidad es que era una niña mojigata, preocupada en guardar mi virginidad para el tipo correcto. Y recalco el “era”, ya que con la intención del relato y lo que me pasó después sabrán que eso quedó atrás.
    
    Visto ahora a mis veintisiete años, la verdad es que me hubiera ido mejor perdiendo mi virginidad con un perro que con el niñato que me tocó. Fue ya casi a finales de la preparatoria, algo tarde comparada con la mayoría de mis amigas. Había tenido un par de novios en la secundaria, pero no habían pasado mas allá de algunos besos y calentones. En la prepa solo tuve un novio, Roberto. Un idiota que en aquel momento me parecía el hombre mas guapo del mundo, pero lo que tenía de bonito lo tenía de imbécil. Su insistencia por coger había empezado desde que llevaba unos meses con el, pero no fue hasta que llevábamos dos años cuando cedí, cuando tontamente creía que seguramente él sería con quien me casaría. Me gustaría darles detalles del momento, pero la verdad es que no hubo tiempo para tenerlos. Tardó más en ponerse el condón que en correrse. La metió, intentó sacarla y listo. Fue lo suficiente para que acabara. Y las siguientes veces fueron pan con lo mismo. Nunca le tomé el tiempo, pero estoy segura de que su récord habrá sido minuto y medio o dos. ¿Y los orgasmos? Bueno, esos los conocí después, a solas, mientras pensaba que ahora entendía porque había mujeres que preferían estar con un animal antes que un hombre. En el peor de los casos durarían tres veces más que mi novio, y de seguro satisfacían mejor. Pero sólo eran los deseos sucios de una admiradora, aún no estaba lista para dar el paso hacia la zoofilia.
    
    Seguí con Roberto hasta un poco después de terminar la prepa. Aquella época fue cuando se dieron los verdaderos cambios en mi vida. El mundo de los adultos me recibía con un balde de agua fría de realidad. Mamá no podía pagar mi universidad; trabajaba en una maquiladora, y ganaba apenas un poco más del mínimo. A duras penas había podido con ...
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