Mi madrastra insaciable. Parte 2. - Relatos Eróticos

Mi madrastra insaciable. Parte 2.

... erecta.

-Abre la boca.

-¿Cómo se pide?

-Se una buena zorra y abre la boca para la polla de tu hijastro.

-Así me gusta.

Abre y saca la lengua, tiro de la correa una vez más y hago que mi polla entre en su boca. Ella se mantiene quieta, me muevo yo. Sus labios se cierran y su lengua entra en modo turbina. Mi cadera se mueve de adelante atrás, follándole la boca, gimiendo como si me fuera la vida en ello, con las piernas temblándome. Saco mi miembro y con él le golpeo primero la cara y la lengua después. Tiro de la correa a la par que me agacho y la beso con pasión. Se ríe. Ha conseguido que me vuelva más loco que nunca. Le aparto a un lado y me tumbo bocarriba.

-Siéntate en mi cara y chúpamela mientras tanto.

Obedece. Coloca su coño a la altura de mi boca. Sacio mi sed con sus flujos. Cada vez que los pruebo me hacen más adicto, son mi droga. Agarro su culo y recorro todo su coño de punta a punta mientras la escucho gemir. Ella se hace de rogar. Tiro de la correa hacia abajo y la llevo hasta mi polla, la cual ya mete en su boca y comienza a darle placer. Nuestras lenguas entran en un duelo de a ver quién hace gemir más al otro. Tras varios minutos de contienda y de gemidos que chocaban contra el sexo del otro, acabamos en empate. No tarda en girarse y en enterrar mi polla en su coño. Sabe que sus cabalgadas son inigualables. Allá va. Movimientos de cadera circulares mientras sube y baja. Se mueve lento. Mi polla se desliza por su interior con suavidad. Siempre dice que soy la persona que más le hace mojarse. Contrae la vagina para darme placer extra. Mis manos se van a sus tetas, las agarro con fuerza. Impulsado por los instintos, me incorporo y me llevo una a la boca. Lo acepta de buen grado. Succiono, muerdo suave y lamo sus pezones, pasando con ansia de uno a otro. Sonia me hunde la cabeza en sus mullidos senos hasta casi dejarme sin respiración y entonces me libera. Sus movimientos aceleran, pero no demasiado, sabe que si se lo propone hace que me corra en menos un minuto, pero aún falta algo. Se levanta y me besa.

-Tu perra quiere que le folles el culo. Llevo tiempo preparándolo para tí.

-Que buena puta eres. Eres mi zorra favorita.

-Lo sé.

Me muerde el labio y se mueve, coge un bote de lubricante que deja en mi mano y se coloca a cuatro patas. Apoya la cabeza en el colchón y abre sus nalgas dejando expuesto su ano. Lubrico a más no poder mi polla. Igualmente aprovecho lo que me queda en el dedo para esparcíselo por su agujero. Solo con eso ya lo contrae de placer. Acerco mi miembro. Rozo la superficie. Empiezo a apretar. Cuesta que entre. Aprieto más. En un abrir y cerrar de ojos más de la mitad de mi polla está dentro de su culo. Una vez que se abrió, parecía como si lo absorbiera. Sonia gritó contra el colchón. Si no fuera así la habrían escuchado desde la calle.

-Vamos, se un buen chico y dale duro a tu madrastra.

Agarro sus nalgas y mi primera acometida le arranca un gemido. Otra lo mismo. Le azoto. ...