1. Vacaciones con mi cuñado V


    Fecha: 04/11/2019, Categorías: Gays Autor: Fran, Fuente: TodoRelatos

    ... pasar a cualquiera. Yo soy de gatillo fácil también y no me avergüenza decirlo. A veces incluso es una ventaja porque a mí me la han llegado a chupar en los baños de algún centro comercial o en los probadores del Corte Inglés y al correrte rápido no das tiempo a que los seguratas se mosqueen.
    
    —¿Y dices que hay muchos heterosexuales con ganas de probar?
    
    —Hombre, muchos tampoco, pero bastantes. Si huyes del compromiso está bien, pero es un coñazo tener que estar andándose con precauciones y discreción a estas alturas de mi vida. Había uno que no me dejaba echarme perfume para que luego su ropa no oliese a él. Otro quedaba conmigo a horas exactas con tiempo de entrada y de salida, en plan: tengo libre de cuatro y veinte a cinco menos cuarto. Vamos, que ni lo disfrutas. Algunos se creen que somos un servicio para emergencias sexuales tipo 112. En fin, una locura todo.
    
    —¿Y las mujeres de esos tipos no sospechan nada?
    
    —Pues yo que sé. A mí mientras no me cuenten sus penas ni me hablen de los hijos… Bastante tengo yo con lo mío.
    
    —O sea que eres discreto, ¿no?
    
    —¿Yo?La que más. Si los maridos les ponen los cuernos a sus mujeres allá ellos y ellas. Por algo será, ¿no?
    
    —Entonces… Te lo montarías con nosotros, por ejemplo —interrogó Alberto. Aquel fue el momento crucial de toda la conversación, pero sutil, lo que se dice sutil…
    
    —Hombre, es distinto porque Noe y Sonia son amigas mías desde hace años. No creo que fuese capaz de hacerles algo así y mirarlas luego a la cara.
    
    —La verdad es que eso te honra. Tienen suerte de contar con un amigo como tú que rechaza a dos activos dispuestos a petarle el culo por lealtad hacia ellas.
    
    David lanzó una carcajada que retumbó en la estancia repleta de maderas por montar. Recriminó a Alberto haber sido tan básico al recurrir a esa provocación. Me asusté porque se lo tomara a malas y acabara confesándoles a nuestras mujeres la insinuación de mi cuñado, que de repente se había olvidado de la sutileza prometida. David volvió a reírse, sacudió la cabeza y habló de nuevo:
    
    —Que buscabais algo lo supe desde ayer cuando te empeñaste en que nos quedáramos a solas o me invitases a jugar al pádel cuando en todos estos años no os habéis dignado ni a preguntarme qué tal me iba el curro, por ejemplo. No soy tan tonto como aparento, querido. Mencioné lo de los muebles a posta porque sabía que Noelia se ofrecería a que me ayudaras y me inventé que no iba a ser capaz de hacerlo solo cuando, precisamente, montar muebles suecos es uno de mis pasatiempos porque el bricolaje me relaja. Hasta los armarios de la cocina los monté yo con estas manitas. Pero claro, eso demuestra también que ni Noelia ni Sonia son tan amigas mías como ellas se creen porque en el fondo no se han molestado en conocerme. De algún modo yo también soy el «marido», ¿sabéis? Su verdadero amigo era Mateo, las dos estaban loquitas por él antes de conoceros. Pero claro, llegué yo y salió del armario dejándolas con las ganas. Eso sí, como van ...
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