Vacaciones con mi cuñado V - Relatos Eróticos

Vacaciones con mi cuñado V

... casa —sugirió de nuevo Noelia—. Alguna receta de la dieta keto para que os convenzáis de que se puede comer superbién sin necesidad de carbohidratos.

Sin pretenderlo, nos habían organizado un plan que, lejos de fastidiarnos el domingo, si acaso era eso lo que pretendían, nos lo habían alegrado enormemente.

Alberto me recogió en casa a las nueve de la mañana. Al igual que yo, vestía unos cómodos pantalones de chándal, sudadera y zapatillas de deporte. Durante el trayecto dejó claro que quería entrarle a David, pero no sabía muy bien cómo. Le advertí de que podía ser demasiado arriesgado, que no lo conocíamos lo suficiente como para saber si nos podíamos fiar de él.

—Intentaré ser sutil —prometió, aprovechando un semáforo para llevar la mano a mi entrepierna y sobarme el paquete—. A ver si tienes suerte y te estrenas hoy. El tío gasta un buen culo.

Al llegar a su casa, un acogedor ático en el barrio de Aluche, nos invitó a un café perfectamente preparado y servido en originales tazas acompañadas de galletas con no muy buena pinta, probablemente dietéticas.

—¿Preferís unas tostadas?

—No, gracias. Vamos al lío.

Los muebles de marras no eran más que una mesa de oficina en forma de ele con una cajonera y una estantería grande pero de fácil montaje, así que no debería de llevarnos demasiado tiempo. La provocación de Alberto comenzó con posturas un tanto ridículas y forzadas como recolocarse el paquete para luego quitarse la sudadera y quedarse con una camiseta ajustada de color blanco. Me reí en silencio rememorando que David nos había visto desnudos, así que con ropa no íbamos a impresionarle a esas alturas.

—¿Y qué tal va esa relación abierta? —sondeé.

La pregunta sorprendió más a mi cuñado que a David, que parecía haberla estado esperando porque se acomodó para darnos todo tipo de detalles.

—Pues está el mercado fatal. Antes salíamos por Chueca y era todo más fácil, ya sabéis, el cara a cara, pero en las aplicaciones no hay más que mareantes, prepotentes y viciosos.

—De eso se trata, ¿no? —interrumpió Alberto—: del vicio y el morbo.

—Claro, sí, pero hasta cierto punto. Yo no permito que me folle un desconocido sin condón. Que esa es otra, en las apps tocamos a un activo por cada cuarenta pasivos y, sinceramente, para que me la mamen y ya está no quedo con nadie. Porque mucho versátil y mucho heterocurioso, pero luego los tíos ven que estás así un poco cachas y se aferran a tu rabo como si no hubiera un mañana.

—¿Mateo no es activo entonces?

—Es versátil, pero no siempre le apetece follar, así que por eso planteamos lo de la relación abierta. Encontramos a otra pareja de activos con los que compenetramos y la verdad es que nos fue bastante bien porque sabíamos que, al ser ellos pareja también, no habría malentendidos ni nada por el estilo.

—¿Y qué pasó?

—Pues que uno tuvo un gatillazo en una ocasión y debió de avergonzarse tanto que no volvieron a llamarnos. Ya ves, vaya tontería porque eso nos puede ...