1. El anuncio


    Fecha: 31/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... buscarse la vida chupando pollas o poniendo el culo al mejor postor.
    
    Había de todo, abundando, incluso, mujeres casadas que nos rogaron poder mantener el anonimato al máximo nivel posible, ya que, de puertas adentro, eran amas de casa intachables a las que, variadas circunstancias, habían empujado a dar este paso. No querían, en ningún caso, que su actitud trascendiera. Fuimos comprensivos ante la solicitud, como no podía ser menos.
    
    Obviamente, a todas aquellas jamonas que fuimos entrevistando y que nos parecían apetecibles, nos las follábamos para comprobar si tenían madera para el negocio. Bastantes de ellas, a pesar de su poca pericia, demostraron tener un gran interés por aprender y un morbazo espectacular, lo que nos hizo dar un viraje al planteamiento que teníamos en mente. Nos dimos cuenta de que si orientábamos el negocio hacia este tipo de mujeres, podíamos conseguir una clientela fiel y abundante que andaba deseosa de probar algo distinto: guarras cachondas, morbosas y no profesionales, maduras o no, casadas o no, pero dispuestas a todo por un precio.
    
    No nos equivocamos. La cosa fue un éxito tremendo y pronto se corrió la voz de que enLa linterna había el mejor ganado de la ciudad. Un ganado en el que abundaban las mujeres casadas que hacían crecer la cornamenta de sus pusilánimes e ignorantes maridos que tenían que soportar (sin saberlo) cómo la que tenían por una fiel esposa era porculizada, día sí, día también, por jóvenes de la edad de su hijo… Eso si no había aparecido alguna que otra vez el propio hijo por el club. Porque, deben saber, ya que no lo he dicho antes, que la clientela del club estaba formada mayoritariamente por jóvenes de no más de veinticinco o treinta años que disfrutaban como posesos cepillándose a aquellas jamonas que despertaban sus más oscuros deseos.
    
    3.
    
    Así estaban las cosas cuando me toco una tarde recibir a una de las nuevas chicas, mejor sería decir señoras, que teníamos que entrevistar. Era un día en el que Donato no podía estar y delegó en mí la tarea. Siempre solíamos hacer las entrevistas juntos y normalmente las terminábamos bien follados, más de una vez haciendo un sándwich con la jamona que nos tocase valorar.
    
    Según lo que leí en la solicitud que nos entregó la candidata, que esta vez no incluía foto de la cara, se trataba de una mujer de cincuenta y cuatro años, casada y con hijos ya emancipados, que acudía a pedir trabajo por los problemas económicos en casa. Su marido, parado de larga duración, estaba cobrando tan solo una ayuda familiar, bastante raquítica, y les llegaba justísimo para pagar los gastos de cada mes. Vamos, la historia lacrimógena de siempre que ya estaba harto de oír. No quiero decir que no fuera cierta, pero tan bien era cierto que, en bastantes ocasiones, descubría alguna puta que, con dificultades económicas o no, disfrutaba como una loca de chupar un buen rabo y que estoy seguro de que lo habría hecho hasta gratis… Pero, bueno, eso es otra historia.
    
    La ...
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