1. El anuncio


    Fecha: 31/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... bata ligera, casi transparente al trasluz, que dejaba ver su chocho depilado y sus tetas colgonas, le sirvió el café al pobre cornudo y, con una sonrisa de oreja a oreja, le dijo:
    
    —Mira, Severo, tengo una buena noticia. A partir de mañana, Ramón va a volver a instalarse en casa —mi pobre padre se atragantó con el café y tras toser repetidamente, con algunos golpecitos de mi madre para aliviarle el trance, no pudo evitar como se le empañaban los ojos mientras Merche (o Luci, como era su nombre de guerra), continuaba con su discurso —. A ver, te explico. Resulta que ayer, cuando me lo encontré, me contó que con lo de la pensión a su ex y la manutención de los críos, anda bastante tieso de pasta y a veces no tiene ni para el alquiler —mentira inmensa, con el club me iba la mar de bien, pero mi pobre padre se la tragó sin rechistar, tratando de asimilar lo que estaba escuchando —. Así que le he ofrecido que se venga aquí con nosotros. Nos podrá hacer compañía y, para ti genial, así tienes alguien para ver el fútbol. Verás que bien.
    
    Severo, incapaz de articular palabra, sabía que su mujer era consciente de que él había observado el espectáculo de la noche anterior. Y ella sabía que él lo sabía. Pero ambos, por una cuestión de vergüenza (más por parte de Severo que de Merche) y de cortesía mal entendida, callaron al respecto. Como si la noche anterior nada hubiera sucedido.
    
    —Ah, y no te preocupes con lo de la habitación —continuó Merche —. Puedes seguir usando la de Ramón, ya que estás instalado allí con tus cosas, es un trastorno mover tu ropa y demás de un sitio a otro — ¡menuda gilipollez de argumento!, pero el viejo tragó, ¿qué iba a hacer el pobre, a dónde iba a ir sino? —. Y Ramón se puede instalar conmigo en el dormitorio, la cama es grande y cabemos los dos. Total, somos familia y hay confianza, ¿no?
    
    El pobre Severo se limitó a asentir. No pudo ni articular palabra. Tan solo pensó que luego le pediría algo de suelto a su mujer para comprar tapones para los oídos.
    
    FIN 
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