1. Mientras mi hermana da el pecho


    Fecha: 29/10/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... simples senos. Seguía interesado en perder la virginidad, pero cuando pensaba en eso, imaginaba que me corría dentro de la misteriosa muchacha para dejarla embarazada y volver a tener a mi disposición unas tetas bien llenas de leche.
    
    Los meses fueron pasando y en casa alcanzamos cierta normalidad. A mis padres no les quedó más remedio que caer rendidos a los encantos de Laia, cada día más grande y bonita. Mi sobrina ya comenzaba ingerir otro tipo de alimentos, quedando la leche materna como complemento, aunque no por demasiado tiempo.
    
    - En ocasiones ha sido un calvario, pero voy a echar de menos esa conexión.
    
    - ¿Vas a dejar de darle el pecho?
    
    - Sí, ya no me sale tanta leche y creo que lo mejor es parar.
    
    - ¿Crees que Laia lo va a llevar bien?
    
    - Pues espero que sí, porque esta es su última toma.
    
    - No te preocupes, seguro que prefiere las papillas.
    
    - No sabría qué decirte, es muy demandante con el pecho.
    
    - Dudo que esa leche pueda estar buena.
    
    - ¿Y por qué no?
    
    - No lo sé... pero está producida por un ser humano.
    
    - ¿Sientes curiosidad?
    
    - Supongo que sí.
    
    - Puedo concederte el privilegio de tomar el último trago.
    
    - No digas tonterías, Meri.
    
    - Te lo estoy diciendo en serio.
    
    - ¿No es pecado o algo así?
    
    - ¿Quién dice tonterías ahora?
    
    - Está bien, voy a por un vaso.
    
    - Sí, claro... y a por unas galletas para mojar. Anda, ven.
    
    Sin que me lo esperara, mi hermana me agarró por el cuello y tiró de mi cabeza a la vez que se sacaba la teta izquierda. Instintivamente, rodeé el pezón con mis labios y comencé a succionar. Enseguida la leche comenzó a fluir, revelándome el misterio de su sabor. Era muy diferente a cualquiera que hubiese probado con anterioridad. No podía decir que estuviera buena, por tampoco sabía mal, dejaba un regusto agradable.
    
    Al margen del tema del sabor, no podía obviar que al fin estaba mamando de los pechos de mi hermana. Ella lo trató con total normalidad, pero yo estaba más empalmado que nunca, y me daba igual que lo notara. Además de succionar, pude juguetear con mi lengua alrededor del pezón de Meri, sin que le diera la menor importancia.
    
    Llevaba ya un buen rato, pero ninguno de los dos daba señales de querer parar. Mi hermana comenzó a revolverme el pelo, como hacía con su hija y yo recordé que, cuando eso sucedía, la pequeña se acomodaba y colocaba su manita sobre su otro pecho. Al principio solo hice eso, posarla. Pero, poco a poco, me fui animando a amasar esa otra teta.
    
    El movimiento de mi mano estimuló la salida de leche también por el otro pecho. Mi hermana gimió levemente, por el dolor y por el gusto que le producía quitarse esa carga. Estuvimos así hasta que noté que estaba manchando los calzoncillos con mi propia leche. Meri se dio cuenta de que estaba incómodo y volvió a guardarse la teta tras acariciarme el pelo por última vez y sonreírme.
    
    - ¿Qué te ha parecido?
    
    - Es diferente a todo lo que había probado hasta ahora.
    
    - ¿A que no ha sido tan ...
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