1. Mientras mi hermana da el pecho


    Fecha: 29/10/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... trataron de prostituta e incluso amenazaron con echarla de casa, pero finamente se serenaron y no siguieron adelante con su descabellada idea. Podría seguir viviendo con nosotros, pero le dejaron claro que se desentendían del embarazo y de todo lo que llegara tras el parto.
    
    Yo sabía que igual que se habían calmado durante la discusión, lo harían en el momento en que naciera el bebé y se convirtieran en abuelos. Pero hasta entonces, yo fui el único apoyo que tuvo Meri en casa. Dejé a un lado mi obsesión enfermiza y me centré en cuidarla tan bien como ella siempre había hecho conmigo.
    
    Estuve presente en cada visita al hospital, incluso durante la ecografía en la que le confirmaron que estaba esperando una niña, que era lo que ella quería. En los últimos meses, cuando ya le costaba hacer según que movimientos, yo me convertí con gusto en poco menos que su criado. Disfrutaba pasando tanto rato con ella.
    
    Hice todo lo que pude, pero hubiese hecho incluso más, porque a cambio obtenía la recompensa más dulce. Además de ver a Meri feliz, me encantaba cuando mi hermana me pedía que colocara la cabeza sobre su panza. No solo notaba las pataditas que daba la bebé, sentía que estaba muy cerca de todas esas partes de su cuerpo que tanto había deseado.
    
    Pasaba largos ratos reposando bajo los pechos hinchados de mi hermana, a escasos centímetros también de su sexo, lo suficiente para notar el calor que desprendía esa zona. Ella me acariciaba el pelo y yo me sentía excitado, pero de una manera muy diferente a la habitual. No deseaba satisfacerme a mí mismo, me apetecía darle placer a ella.
    
    - Jorge, creo que algo no va bien.
    
    - Mira, te has hecho pis.
    
    - No es eso... ¡he roto aguas!
    
    - ¿Y ahora qué hacemos?
    
    - No perder la calma, podemos llegar hasta el hospital.
    
    - ¿Llamo a una ambulancia?
    
    - No es necesario, vamos a ir caminando.
    
    - ¿Y si nace por el camino?
    
    - Soy primeriza, por desgracia esto va a llevar mucho tiempo.
    
    - ¿Quieres que llame a papá?
    
    - Sabes que me odia.
    
    - Él solo hace lo que dice mamá.
    
    - Está bien, llámalo.
    
    Nuestro padre no lo dudó ni un segundo y condujo a toda velocidad desde el trabajo hasta casa. En cuanto llegó, los tres fuimos hacia el hospital. Tal y como Meri dijo, el parte duró horas, pero finalmente dio a luz a Laia. Esa personita tan pequeña era mi sobrina, pero yo la sentía como algo todavía más cercano.
    
    Me sentía como un chico nuevo, alguien que había dejado atrás una etapa un tanto oscura para volverse más centrado y responsable. Hasta que mi hermana se sacó una teta para alimentar a la bebé. Hacía mucho tiempo que no se las veía. No desde tan cerca, ni teniendo ese tamaño. De un plumazo, todo lo que había avanzado se fue al garete y volví a fantasear con Meri.
    
    Si mis habituales fantasías me hacían sentir mal, ponerme cachondo mientras mi hermana le daba el pecho a la pequeña Laia hacía que me sintiera como un auténtico monstruo. No podía evitarlo, era ver como se subía la camiseta ...
«1...345...»