1. Mientras mi hermana da el pecho


    Fecha: 29/10/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    El primer amor nunca se olvida. Esa frase la había escuchado en infinidad de ocasiones, pero no se podía adaptar a lo que me sucedía, al menos no de una forma convencional. Ese enamoramiento inolvidable se solía producir durante la adolescencia, por eso no me parecía correcto compararlo con mi situación.
    
    Tenía muy pocos años cuando sentí ese flechazo. No fue amor a primera vista, sino algo que se fue fraguando día a día. Ni siquiera sabía lo que me estaba sucediendo, pero necesitaba estar a su lado, tener toda su atención y que solo tuviera ojos para mí, como solía ser habitual. Incluso a tan escasa edad, sabía que no debía decir en voz alta que estaba enamorado de mi hermana.
    
    Meri era como un ángel. Tenía seis años más que yo, pero desde que cumplió los doce ya se encargó de mí mucho más que nuestros propios padres. Lo que sentía por ella era mucho más que amor fraternal, ya que además de adorarla, sentía mucha curiosidad por todo aquello que nos diferenciaba como chico y chica.
    
    Precisamente esas partes le estaban comenzando a crecer y a mí me atraían de una manera que no lograba comprender. Ella siempre evitaba con mucha ternura que no le tocara donde no debía, especialmente cuando nos bañábamos juntos y mi curiosidad, además de otra cosa, iba en aumento. Fueron años de no saber, solo de sentir.
    
    Con el paso del tiempo todo se intensificó, me di cuenta de que no había sido un simple sentimiento infantil, pero a la vez fui capaz de dejarlo a un lado. Por entonces ya era un adolescente y comprendía que mi futuro no iba, ni podía, estar junto a mi hermana, por mucho que me pareciera que seguía siendo la más bonita del mundo. Ambos habíamos crecido, pero ella me seguía tratando con la misma dulzura.
    
    - Jorge, tengo la tarde libre, ¿quieres que te ayude con las mates?
    
    - Gracias, pero puedo apañarme solo.
    
    - Así me gusta. ¿Te prepare algo de merendar?
    
    - A eso no te diría que no.
    
    - Marchando un sándwich sin corteza y un batido de chocolate.
    
    - Qué bien me conoces, Meri.
    
    - Por supuesto, eres mi hermanito.
    
    Me tenía tan consentido que sufría por el hecho de verla como algo más que mi hermana. También lo pasaba fatal cuando no podía evitar espiarla mientras se cambiaba o revisaba su móvil en busca de material comprometido que nunca encontraba, ya que Meri era una santa. Su cuerpo había llegado a ser tan perfecto que, en plena época de hormonas revolucionadas, era imposible no desearlo.
    
    Comprender que lo nuestro no era posible me llevó a buscar alternativas, vías de escape a tan inusual sentimiento. Estaba en la edad de experimentar, así que comencé a acercarme a otras chicas con la intención de hacer lo que con Meri nunca podría. El primer beso lo di sin poder evitar pensar en mi hermana. Lo mismo me sucedió con los primeros tocamientos.
    
    Al igual que cuando me masturbaba, en el último momento siempre veía la cara de Meri. Eso me añadía más culpabilidad a la que ya de por sí sentía. Las últimas esperanzas de olvidar a ...
«1234...7»