Mientras mi hermana da el pecho - Relatos Eróticos

Mientras mi hermana da el pecho

... mantener relaciones sexuales.

- Ya, ya lo sé. Pero para quedarte preñada...

- Ha sido un fallo por mi parte. Me dijo que controlaba, le creí y se corrió dentro.

- ¿Y ahora qué vas a hacer?

- De momento, ir a comprar un test de embarazo. ¿Me acompañas?

- Por supuesto, vamos.

Nunca había visto a Meri tan nerviosa. Cuando entramos en la farmacia para comprar el test, casi no le salía la voz. Tuve que ser yo el que lo pidiera. De camino a casa, le cogí la mano para tratar de calmarla, porque vi que estaba temblando. Podía imaginar lo que pasaba por su cabeza en ese momento. Nuestros padres no es que fuesen muy religiosos, pero sí eran bastante conservadores y cosas como el aborto jamás las vieron demasiado bien.

Esa visión de la vida que tenían nuestros padres, no cabía duda de que, de alguna manera, nos la habían inculcado a nosotros. Yo estaba dispuesto a apoyar a mi hermana en cualquier decisión que tomara respecto al embarazo, pero no podía evitar tener esa sensación de que abortar estaba mal. Incluso se me hacía extraño pensar que hubiera mantenido relaciones sin tener siquiera pareja, aunque fuese lo que yo perseguía desde hacía tiempo.

Una vez en casa, Meri se encerró en el cuarto de baño para hacerse la prueba. Fueron unos minutos agónicos durante los cuales me imaginé como tío. Aquello me produjo bastante vértigo, pero fue peor pensar en mi hermana como madre. Para mí seguía siendo esa niña que me enamoró cuando comenzaron a salirle las tetitas, por mucho que le hubieran crecido considerablemente.

- Meri, ¿va todo bien?

- No me atrevo a mirar el resultado.

- ¿Quieres que pase y lo mire yo?

- Sí, por favor.

- Vale. ¿Qué se supone que debe salir?

- Si estoy embarazada, verás dos líneas.

- Antes de que lo mire... ¿qué quieres que pase?

- No lo sé, Jorge, ahora mismo estoy demasiado nerviosa.

- Lo miro.

- Dime ya lo que sea.

- Es una niña.

- ¿Qué dices?

- Hay dos líneas y son de color rosa.

- El color no tiene nada que ver, tonto.

- Pero voy a ser tío, ¿no?

- Bueno, eso ya lo veremos. De momento mantén la boca cerrada.

Mi hermana decidió que se tomaría un tiempo para tomar cualquier decisión. Lo primero que tenía que pensar era si seguir adelante o no con el embarazo. En caso afirmativo, llegaría lo más difícil: contárselo a nuestros padres. Lo único que tuvo claro desde el primer momento fue que no pensaba decirle nada al padre de la criatura, tanto si lo tenía como si no.

Las semanas fueron pasando y una barriguita incipiente apareció. Nada que pudiera detectar alguien ajeno a la noticia, pero yo sí me daba cuenta. En el rostro de Meri se podía ver con claridad que no pensaba desprenderse de su bebé, lo único que le angustiaba era tener que contarlo. Al tercer mes de embarazo, no le quedó más remedio.

Esperaba que mis padres se lo tomaran mal, pero no hasta ese punto. Ese día escuché cómo salían de sus bocas palabras que jamás les había oído pronunciar. La ...