1. Sometida a su Hermano


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Transexuales Autor: lamascota, Fuente: SexoSinTabues30

    ... cualquier pretexto, o de la forma más natural procuraba acariciar un poco mi cabello tras hacer una broma, o bien me daba un golpecito en el hombro, o en el brazo, a lo que yo sólo me sonreía dejándolo hacer.
    
    No debió ser mucho después de eso que entré a la universidad, y como el campus estaba algo retirado tuvieron que rentarme un pequeño depa, o más bien se lo pidieron prestado a una tía bajo una cantidad simbólica, por lo que, por primera vez en mi vida, tuve tiempo y espacio de sobra para vestirme como quisiera. De hecho, me llegué a sentir tan a mis anchas las primeras semanas que un poco descuidé los estudios, que eran la única razón por la cual podía disfrutar de tamaña libertad, y, tras recibir el regaño esperado de papá y recapacitar yo misma, procuré controlarme un poco más y no pasarme de la raya. De cualquier forma, ya pasada la primera excitación, y a diferencia de lo que ocurría en casa en que debía hacerlo siempre a escondidas y por muy poco tiempo, se fue calmando mi urgencia, ya no se trató tanto de liberar mi libido en todo momento sino tan sólo de estar, de ser, de sentirme la mujer que siempre supe que era, y se me fue volviendo sencillamente habitual vestir como chica en mi pequeño espacio privado, mientras en la universidad y prácticamente cualquier otra parte me limitaba como siempre a usar sólo la ropa interior, actuando mi papel de hombre.
    
    Me compré algunas prendas, y no sólo de lencería sino faldas, blusas y jeans de chica, zapatillas, fui aprendiendo a maquillarme, a peinarme, a depilarme con cuidado las piernas y las axilas; ahorrando lo más posible de lo que me daba papá cada mes (saltándome incluso las comidas) comencé también a tomar hormonas, estrógenos y antiandrógenos, que a veces me hacían sentir muy bien y otras muy mal, provocándome los primeros meses un desbalance hormonal tremendo. En cualquier caso, poco a poco comencé a notar leves cambios corporales, lo que me alegraba muchísimo la existencia.
    
    No obstante, como a veces recibía visitas, debía seguir siendo muy prudente.
    
    Una que otra vez debí llevar a compañeros de clase para estudiar, a veces mi papá o mi mamá se pasaban a ver cómo iba todo, reclamándome siempre ésta que no fuera más seguido a la casa, y en todas esas ocasiones tenía que esconder mis cosas, mi ropa, el maquillaje, mi paquetito de toallas femeninas que por lo general dejaba en el baño, en fin, incluso el simple hecho de ir a comprar algo de pan implicaba tener que cambiarme, por lo que estaba aún muy lejos de lo ideal. De ahí que procurara estar el mayor tiempo posible a solas, salía casi únicamente a clases y de regreso compraba lo que me fuera haciendo falta, pasándome el resto del día como chica, estudiando, leyendo, a ratos viendo la tele o escuchando música mientras me pintaba las uñas o aprendía a hacerme trenzas en mi corta melenita, fastidiándome muchísimo que mis papás o alguien más me hablara para decirme que iba a verme, si bien, las visitas de Beto fueron algo muy ...
«12...8910...18»