1. Sometida a su Hermano


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Transexuales Autor: lamascota, Fuente: SexoSinTabues30

    ... desconcertó a mi mamá, que se le quedó mirando sin saber qué decir.
    
    —¿Esto… es tuyo? –murmuró ella, no creyendo ni por un segundo que tal cosa pudiera ser cierta, así como de inmediato había asumido que sin duda yo las usaba.
    
    —Pfff… no… son de Griselda… El otro día… pues… la traje y… —comenzó a decir Beto, sin mentir en realidad, pues había hace poco en efecto llevado a una chica a la casa cuando ellos no estaban, por lo que no le costó ningún trabajo fingir.
    
    —¿‘Estuviste’ con ella? –preguntó mamá confundida, sin atreverse a decir la palabra sexo.
    
    —Pues… sí, un poco.
    
    —¿Cómo que ‘un poco’? –volvió a preguntar mamá incorporándose de la cama, desde donde me había estado regañando, todavía con aquellas prendas en la mano—. Pero… ¿siquiera usaste… protección? ¿Y para qué quieres esto?
    
    —Bueno… no sé, ma… a veces, pues… ya sabes… me masturbo recordando y… le dije aquí al gusano que las escondiera.
    
    Quizá más confundida todavía, sin saber qué más decir, mirándonos a uno y otro y creyéndose una idiota, o a lo mejor sospechándose que aquello era pura mentira pero no tenía forma de saberlo, pareció calmarse un poco.
    
    —Bueno, en cuanto llegue tu padre vamos a hablar muy seriamente –agregó al cabo, guardándose las prendas, y, tras mirarme contrita, arrepentida sin duda, añadió para mí—: Y tú no le andes ayudando –sentenció, saliendo de la habitación.
    
    Nos quedamos ambos en silencio unos momentos, asimilando lo que acababa de ocurrir, hasta que al fin, con voz muy baja, asegurándome que mamá ya había bajado al otro piso, le dije:
    
    —Gracias.
    
    —Escóndelas mejor, ¿cómo debajo del colchón? –me dijo él, sonriéndose de pronto.
    
    —Sí… muy obvio, ¿verdad?
    
    Nos reímos. Volví luego a agradecerle poniéndome colorada y aguardamos a que llegara papá, quien sin embargo, lejos de indignarse, pareció increíblemente satisfecho con Beto. Seguro le encantaba que tan joven ya llevara chicas a la cama, si bien, para alivianar a mamá, le advirtió que tenía que tener mucho más cuidado, no ser tan irresponsable y así y así, acabando Beto de cumplir con su papel a la perfección, alejando toda sospecha de mí.
    
    La verdad era que tenía bastante más prendas que esas, que sólo había dejado bajo el colchón por las prisas al salir por la mañana; tenía una bolsa llena de bragas, brasieres, medias, baby-dolls y hasta ligueros que, poco a poco, discretamente, había ido extrayendo del guardarropa de mis primas, de mis tías, de las ocasionales chicas que ayudaban a mamá en la casa, y, claro, bastantes de ella misma, incluidas muchas toallas femeninas, con las que me gustaba fantasear que me bajaba la regla. Últimamente, además, había añadido un consolador, un dildo de manufactura casera, hecho con simples trapos y una barrita de colágeno para darle rigidez, y que, cubierto con un condón, me había servido para probar, sentir algo distinto a la sola masturbación, que no me parecía suficiente o más bien muy adecuada para mí.
    
    Tras muchas vacilaciones y dudas, ...
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