1. Sometida a su Hermano


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Transexuales Autor: lamascota, Fuente: SexoSinTabues30

    ... emborrachar, y en las casas de ellos menos, pinches escuincles.
    
    —Loco –volví a decirle, recargando inconsciente mi mano sobre su pecho.
    
    —O… me puedo quedar –mencionó luego, mirándome juguetón y algo achispado.
    
    —Mmh… pues… si quieres, tengo un colchón extra –le respondí, bajando la mirada, tímida ante lo intenso que él me miró.
    
    —Mmh… ¿tu cama es muy chiquita? –susurró luego, intentando sonar divertido, y, tras pensárselo dos segundos, se volvió hacia el barandal y les gritó a los chicos que se fueran, que se iba a quedar conmigo.
    
    —Sshh, Beto, no grites: los vecinos –lo regañé no muy en serio, riéndome y tomándolo del brazo.
    
    —Pinches vecinos, total –siguió él divertido, bravucón, hablando fuerte, como esperando que de hecho lo escucharan.
    
    —Ándale, ya métete, menso –volví a decirle, jalándolo hacia la puerta abierta… dejándose él arrastrar y viniéndoseme encima por lo que tuve que alzar las manos.
    
    —Je, je –siguió riéndose, pegado a mí, mirándome desde su altura, con mis manos aún recargadas en su pecho.
    
    Mi corazón se aceleró, mi respiración se volvió agitada y sentí de nuevo ese curioso cosquilleo en el estómago, en tanto él, sin moverse y mirándome muy fijo, de una forma extrañamente seria, levantó su brazo y con apenas dos dedos empezó a acariciarme el cabello.
    
    —De veras que estás linda –me dijo al fin, y yo, sin apartar mis manos de él, dejándolo que siguiera jugueteando con mis cabellos tan sólo lo miré en silencio.
    
    Escuchamos algunos autos por la calle, el chirrido de los grillos, la noche era tranquila y algo cálida, no se veían muchas luces encendidas y sin duda en el resto del edificio ya todos dormían.
    
    —No deberíamos –se me salió decir de pronto, apartando los ojos hacia un lado.
    
    —No, supongo que no –me susurró, muy quedito, pasando sus dedos de mi cabello a mi mejilla.
    
    Otra vez lo miré, también él respiraba agitado, sentí su tacto estremecerse y, mientras sus ojos me miraban intensos y a la vez como con súplica, a medias me sonreí.
    
    —¿Quieres? –me preguntó en voz suave, atento como nunca a mis labios.
    
    —N-no sé… —le respondí nerviosa, con un hilo de voz, sintiendo incluso marearme un poco.
    
    —Si no quieres, dime y ya, nos dormimos y nada más –continuó, tocando cariñoso mi mejilla.
    
    Controlando el trepidar de mi corazón, sintiendo que el piso se movía bajo mis pies, suspiré muy hondo y tomé su mano.
    
    —Sí… sí quiero.
    
    Así que, inclinándose hacia mí, aprisionándome contra el marco de la puerta, nervioso me besó en los labios, a lo que yo de inmediato respondí abriendo bien mi boca, probándolo, pasé mis manos por su cuello y seguí besándolo emocionada, espantada, estimulada, creyendo por un instante vivir una alucinación mientras sentía mi colita humedecerse. Sus manos en mi trasero de inmediato me indicaron que no era ilusión alguna, y no menos real sentí la erección de su pene bajo los pantalones, que caliente parecía pulsar a la altura de mi vientre.
    
    Entramos sin separarnos a la sala, ...
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