1. Club de adictos a las MILFs (8)


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... que en ese momento parecía un desierto. En esa cuadra no había casas. Eran todos locales. Un supermercado, una zapatillería, y otros tantos. Obviamente estaban todos cerrados, y no había un alma dando vueltas por ahí. Y entonces el tipo se me acercó. Si me hubiera intentado besar quizás no me hubiera molestado. Hasta me hubiese parecido algo predecible. Lo rechazaría y ya estaba. Le diría que estaba todo bien, que no estaba interesada. Que no me había ofendido. Quizás le diría que tenía novio. Por algún motivo eso suele detener a los tipos con mayor facilidad que cuando les digo que no estoy interesada. Pero no, no intentó besarme. Y creo que quizás por eso fue que me quedé muda, sin saber qué decir —explicó. Yo intuía que la parte más jugosa de la historia estaba a la vuelta de la esquina—. Lo que hizo el tipo fue apoyar la mano en mi pierna, y meterla por adentro de mi pollera. Igual a lo que hizo el tipo al que le fui a entregar el pedido. De hecho desde esa noche que no volví a usar faldas ni vestidos, y eso duró casi un año entero, porque con esas prendas me sentía muy vulnerable.
    
    Traté de recordar ese detalle. Pero en aquel entonces no prestaba mucha atención a la ropa que se ponía.
    
    —Entonces, ¿Eso fue lo que pasó? —pregunté, algo decepcionado—. ¿Te tocó el muslo? —agregué después, con la intención de que ella corrigiera mi error en caso de que el tipo haya avanzado más allá de esa zona.
    
    —No, eso no fue lo único que pasó, Bauti —dijo mamá—. Como no dije nada, él lo tomó como consentimiento. Así que dio marcha atrás, y puso el coche sobre la playa de estacionamiento del supermercado. Había otros autos, pero estaban todos vacíos. Se ve que los vecinos aprovechaban la noche para estacionar los autos ahí. Así que mi primera impresión había sido acertada. Estábamos solos, y no había nadie a la vista. Le dije que estaba un poco apurada, porque la niñera que había contratado para cuidar a mi hijo ya se tenía que ir. Pero no me hizo el menor caso. Me dijo que era hermosa. Que desde que me vio se había dado cuenta de que era especial. Que no se acordaba de la última vez que le había pasado eso con una mujer. Le di las gracias, pero le repetí que de verdad debía irme. Le ofrecí mi número de teléfono. Le dije que me llamara al otro día, así hablábamos. Pero entonces se abalanzó sobre mí. Ahora sí, me estaba besando, y sus manos estaban en todas partes, aunque se detenían durante más tiempo en los lugares que ya imaginarás. Yo le decía que no, que tenía que irme, que podían vernos. Pero cuando me quise dar cuenta ya tenía la pollera levantada, y su mano adentro mío. Esta vez sí, adentro mío, ¿entendés? —preguntó mamá. Yo asentí con la cabeza. Claro que la entendía. El tipo la estaba penetrando con los dedos. Aunque me hubiese gustado saber más detalles. Con cuántos dedos lo hizo. Hasta qué profundidad habían llegado, y esas cosas. Pero me conformaba con la certeza de que seguramente le había hecho la braga a un lado, en lugar de quitársela, ...
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