La impasible e insaciable mujer de negro. - Relatos Eróticos

La impasible e insaciable mujer de negro.

... complicidad y me hizo acompañarla a la cocina. Tenía la cena comprada o preparada por alguien, solo necesitaba ser calentada.

Tenía ganas de follármela y ella de que lo hiciera, se lo veía en sus ojos, en su nerviosismo, se palpaba en el ambiente. Estábamos contenidos, por lo menos yo, hasta que me dio la espalda y en un momento sin dejar de hablarme tuvo una postura que me era como una “invitación”, no me lo pensé y me puse detrás de ella, cuando lo hago ya tenía una erección absoluta. Mi polla encaja a la primera entre sus nalgas, es el momento en que ella se dará la vuelta y a su manera parará todo o... no me rechazó, todo lo contrario, apretó su culito contra mí, tuvo un ligero movimiento y mientras me decía... “Esto no está bien, no va a salir bien y además Victoria puede llegar en cualquier momento...” no le hice caso y seguí rozándome con ella, la abracé poniendo mis manos en sus pechos.

Ella estaba apoyada sobre la encimera con sus brazos estirados. Sus pezones crecieron entre mis dedos en segundos. Quería desabrochar el vestido, pero esos botones tan pequeños eran casi imposibles de desabrochar, no quise perder el tiempo y con dos tirones, saltaron todos los botones que cayeron al suelo y ya quedó abierto el vestido. Lo siguiente fue quitárselo y ella lo único que me decía que era un animal, pero lo decía sin quejarse mucho. Hice desaparecer el sujetador y ahora podía tocar sus tetas sin nada de por medio. Me gustaba verla por detrás, las medias me ponían cachondo y su culo estaba muy bien. Nuria llevando sus manos hacia atrás, trató de tocarme y no la deje, tuvimos una pequeña “pelea” para ver quien controlaba al otro.

Agarré sus muñecas, subí sus brazos y la acabé apoyando en la pared de fríos azulejos. Sus tatas los tocaban y seguía tratando de zafarse. Mientras esto sucedía me había quitado los zapatos, desabrochado los pantalones, que los deje caer y con mucha habilidad, con unos pocos movimientos de piernas me los quite. Seguía tratando de dominarme, las braguitas un buen tirón y fuera... “Son muy caras, me pagaras unas nuevas y el vestido, que eres un ANIMAL, UN SALVAJE...” y entonces para que se enterara bien, azote su culo y “protesto” con más vehemencia, hasta que me baje un poco el bóxer saque mi polla y se la puse entre sus piernas desde atrás. Su coñito empapó mi polla sin necesidad de penetrarla, iba a ser una follada contundente y rápida, porque no quería que Victoria pudiera interrumpir su orgasmo.

Se movió echando el culo hacia atrás y la penetro de manera contundente, se le escapó un fuerte gemido que no pudo contener. No le di tiempo a más, empecé a empotrarla literalmente contra los azulejos. Cada vez que se la metía, su cuerpo se levantaba del suelo, ella gritaba sin parar, me pedía que no me parase y la seguía follando sin piedad. Una cosa me empezaba a gustar de ella, que no me decía de parar y cada orgasmo que tenía era más fuerte que el anterior, teniéndolos más seguidos. Me salí de ella porque no me ...