La impasible e insaciable mujer de negro. - Relatos Eróticos

La impasible e insaciable mujer de negro.

... conocía, entre esas personas una mujer que iba completamente de negro. En lo primero que me fije en su cara, un rictus serio, pero una seriedad de “femme fatale” si existieran las vampiresas, esa sería la reina de ellas. Para muchos era muy conocida, porque se acercaban y los hombres le besaban la mano, nada de darle dos besos, ni lo intentaban y las mujeres, dependiendo de quien fuera.

Estaba hablando, pero no me perdía detalle de esa mujer misteriosa. 1,70, melena larga, de color oscuro, no se precisar el color, porque según le da la luz, parece de un color u otro, con un buen volumen y con unas ondas marcadas, le queda muy bien. Los labios con un toque granate. Ojos color miel, vestido discreto hasta un poco más debajo de las rodillas, botas de media caña, con tacones de aguja. Busto atrayente y el culito parece que tiene buena forma. La sensación que me da, que está por obligación. Observo que se queda a solas con Victoria y que hablan fluidamente. Nos indican que nos vayamos sentando y Victoria se une a mí para ocupar nuestro sitio.

Es cuando uno de los organizadores se acerca para decirme que esperaban que tuviera unas palabras para el homenajeado. No me queda otra que aceptar y les digo que me avisen cuando tenga que hacer uso de la palabra. Victoria que sabe que esas cosas no me hacen mucha gracia se parte de risa y me tranquiliza... “No seas tonto, si luego te sale siempre muy bien, mejor que cuando te lo preparas, que tú eres de soltar lo que sea sin pensar, sin meditar” se sigue riendo e inicio una conversación discreta con ella.

— ¿Quién es tu amiga?

— ¿Qué amiga?

— La vampiresa.

— Ni es para ti ni tú para ella. (Sin preguntarme a quién me refería)

— Bueno, lo mismo no hablamos de la misma, porque no me has preguntado a quién me refería y de todas las maneras, es simple curiosidad nada más.

— Jajaja... ¿Tu curioso? Jajaja... Si es mejor que me hagas caso, como dices es una vampiresa. Déjalo de verdad.

— Recuérdalo cuando tengas alguna curiosidad...

— Se llama Nuria, tiene 46 años, es viuda, empresaria, no tiene hijos propios, no mantiene relaciones desde que se quedó viuda y no está por hacer nuevos amigos en ningún sentido, es distante y no se fía de nadie, exceptuando aquellas amigas de siempre.

— Parece muy conocida y se ve que es distante, es como si tuviera un palo metido...

— Que poco estás puesto en algunas facetas, es la viuda de... ¿Te suena ahora?

— De él sí había oído hablar, pero poco más. Pues sí lleva desde que se quedó viuda sin...

— Basta ya... que cuando te pones...

— Me la tienes que presentar.

Ni se molestó en contestarme, su mirada me respondió, era un no contundente. Llegó el momento de las intervenciones, lo hizo el organizador, nos dio la chapa con un discurso anodino, todo el tiempo con el mismo tono, lo mejor para darse una siesta. Luego habló el homenajeado y como sorpresa hable yo. Mis palabras fueron breves, dar las gracias por lo que me enseñó y contar una ...