Karen: la depresión de mi hijo (6) - Relatos Eróticos

Karen: la depresión de mi hijo (6)

... se incrementó en intensidad, dándome tiempo a recuperar el aliento, a calmarme un poco antes de hacerme una pregunta que erizó mi piel y estremeció mi cuerpo de la peor manera posible, dada la inferencia que se escondía detrás de las palabras que pronunció.

- ¿Qué tan lejos llegaron, amor? - sorprendentemente su voz no sonaba con un tono de enfado, por el contrario, parecía como si mi marido entendiera mis razones, como si de hecho se esperara que algo así hubiera pasado, fue entonces cuando levanté mi cabeza y me enderecé, sentándome sobre él, mirándolo fijamente a los ojos mientras decía aquello que tanto temía revelarle a mi esposo.

- Le hice lo mismo que Victoria estaba haciendo con él en la cocina y también lo masturbé con mi trasero - solté, mirándolo a los ojos, sintiendo una oleada de una sensación extraña al ver que lejos de enfadarse llevaba sus manos a mi rostro para limpiar mis lágrimas - lamento mucho lo que hice, amor, no quería traicionarte, me sentí muy culpable por saber que te estaba siendo infiel, pero no sabía qué más hacer; después de la primera vez que me duche con él, de inmediato comenzó a cambiar su estado de ánimo, lo vi sonreír después de semanas, lo vi comer con entusiasmo y volvió a ver la televisión, yo no quería lastimarte, lo siento mi amor, por favor no me odies, por favor… - mis palabras se detuvieron al igual que mi llanto cuando vi que un par de lágrimas se derramaban por las mejillas de mi hombre.

- ¿Cómo podría odiarte si le salvaste la vida a nuestro hijo? - dijo de pronto mi marido, acariciando mis mejillas mientras veía cómo la boca le temblaba ante la conmoción que le provocó la historia que le conté, sin poder creer lo que me estaba diciendo, dejándome caer de pronto entre sus brazos, abrazando a mi hombre, sintiendo un amor tan intenso e inmenso como nunca antes lo había sentido por ese hermoso ser humano - no me importa lo que hiciste, es mi hijo, no podría enojarme contigo por algo como eso, pero ojalá me hubieras dicho que pensaba en quitarse la vida, lo hubiéramos ayudado juntos; aunque ahora ya da igual, lo hecho está en el pasado y afortunadamente, gracias a lo que hiciste no hubo nada que lamentar.

Un vuelco en el estómago me sacudió al saber que no le había contado todo lo que sentía, pero su reacción me hizo pensar que era el momento adecuado para sincerarme por completo con el hombre que amaba, para decirle toda la verdad y tal vez de esa forma poder recibir su ayuda para superar juntos lo que sentía.

- Hay algo que no te he dicho aún, no es fácil porque me hace sentir mal conmigo misma y contigo, pero necesito que lo escuches, no podría vivir tranquila si no lo haces.

- Te escucho.

- Desde la primera vez que ocurrió, no he podido dejar de pensar en él, no logró sacarme de la cabeza las cosas que hice ni puedo dejar de desear que vuelva a pasar, no sé por qué me ocurre pero no puedo controlarlo, he intentado alejar esos pensamientos, socavar el deseo que siento por mi ...