Karen: la depresión de mi hijo (6) - Relatos Eróticos

Karen: la depresión de mi hijo (6)

... piensan de ella, es un hecho que quedó como una zorra - tuve que morder el labio inferior de mi marido para contener el gemido que me arrancó con la forma como estaba tratando mi coño.

- Ojalá que eso fuera cierto, pero me sigo sintiendo como el idiota al que le pusieron el cuerno en su propia cama - mis caderas se movían con una fuerza demencial mientras mi mano se agitaba con el pene de mi hombre entre mis dedos.

- ¿Sabes algo? Si lo que te preocupa es el estatus que puedas ocupar al regresar a la escuela, creo que podríamos hacer algo para que lo de esa zorra quede enterrado con un chisme mucho mejor - mi mano dejó de estrujar el pene de mi hombre cuando tuve la necesidad de morderme la palma ante las sacudidas de placer que recibía mi cuerpo, dejándome al borde del orgasmo.

- ¿Cómo? - preguntó mi hijo con una voz entrecortada por el placer que Victoria le estaba brindando.

- Podríamos subir algunas fotos en tu cuenta de insta, estando juntos, conmigo en bikini, abrazados, dándonos besitos y cosas así, no podemos decir que somos novios porque si lo hacemos pondría en riesgo mi trabajo, pero podrías poner cosas como “disfrutando mis vacaciones con mi nueva amiga” o algo por el estilo - mis dientes se enterraron con fuerza en el hombro de mi hombre mientras un orgasmo descomunal contraía mi abdomen y estrujaba mi vientre por dentro, sintiendo una sensación agridulce al escuchar la idea de Victoria, al saber que aquello implicaría que mi hijo pasara mucho más tiempo con ella.

- Esa es una muy buena idea - decía mi hijo, mientras yo me seguía retorciendo entre los brazos de mi marido - gracias por ayudarme con esto.

- Olvidalo, me alegra ayudarte, eres un buen chico; además, si pasamos más tiempo juntos, podemos pasar un fin de semana muy rico tú y yo - contestó Victoria un segundo antes de que los sonidos pegajosos de succión volvieran a escucharse, mientras trataba de controlarme para no gritar del placer que mi esposo acababa de brindarme.

- Llévame al cuarto, amor, quiero montar a mi hombre - le susurré a mi esposo, antes de besar su cuello y morder un poco su piel, de sentir como me cargaba del culo y mis piernas se enroscaban al rededor de su cuerpo, dejándome llevar de esa forma mientras mis labios se pegaban a la herida sangrante que le había provocado al morder su hombro, lamiendo su sangre y sintiéndome cada vez más excitada y necesitada de bailar sobre mi hombre con su miembro enterrado hasta al fondo de mi vientre.

Entramos nuevamente en la habitación y la puerta se cerró detrás de nosotros cuando mi esposo la azotó con un poco más de fuerza de la necesaria, sonriendo mientras lo hacía, susurrándome algunas palabras al oído que me arrancaron una risa nerviosa.

- No queremos que se diviertan demasiado cierto - dijo, dejando ver que sabía que aquel ruido habría cuando menos hecho que mi hijo y Victoria se sobresaltaran un poco, pero no pude pensar demasiado en ello antes de mover mi cuerpo para que mi hombre me ...