Karen: la depresión de mi hijo (6) - Relatos Eróticos

Karen: la depresión de mi hijo (6)

... todas mis fuerzas y tratar de pensar en algo que lo mantuviera con ganas de vivir, aunque en realidad no se me ocurrió nada, pero esa noche decidí que no podía dejarlo solo en esa palea y que ya le habíamos dado mucho tiempo para levantarse por sí mismo, no podía dejarlo así, no podía vivir con la idea de entrar un día en su cuarto y encontrarlo muerto - un nueva oleada de un llanto doloroso y más intenso que antes, me dominó de nuevo al recordar lo que sentí en el momento en que supe que mi hijo quería quitarse la vida, pero traté de controlarme tan rápido como pude, antes de arrepentirme de decirle la verdad a mi hombre - no sabía qué hacer, pero lo que sí sabía era que no podía estar solo, así que al día siguiente me fui a acostar a su lado tan temprano como pude; él trato de correrme de ahí pero no le hice caso y tuvimos que llegar a un acuerdo, así que le dije que si se bañaba, comía y tendía su cama lo dejaría en paz algunos minutos, él aceptó, pero como estoy segura de que lo recuerdas, por esos días aún no podía ponerse en pie de una forma muy segura, por eso… - hice una pausa, sintiendo el peso de lo que estaba apunto de revelarle a mi esposo - por eso fui yo quien lo bañó, lo metí en la ducha y me quedé en ropa interior para ayudarle, él no hubiera podido bañarse solo, pero eso no fue lo único que ocurrió en la bañera. Mientras lo estaba limpiando comenzó a hacerme preguntas, las mismas que me hacían pensar que mi hijo trataba de encontrar una razón por la que Liliana lo traicionó, se veía triste, débil, destruido y no sé que fue lo que me llevó a hacerlo pero… - nuevamente el llanto me cerró la boca por unos segundos, antes de que lograra respirar profundamente y reanudara mi discurso - no soporté verlo tan triste, no quería que siguiera sintiéndose desdichado y al estar desnudo frente a mí… de verdad lo siento, no pensé en lo que podría pasar, lo hice por impulso… pero masturbé a mi hijo, tal vez en el momento sentí que con ello podría darle algo de lo que esa perra le arrebató o tal vez solo quería que se sintiera mejor, que encontrara una nueva razón para vivir, no pensé demasiado en ello, solo lo hice.

El silencio cayó sobre nosotros, pero mi esposo no dejó de acariciar mi pelo, algo que me hizo pensar que aquella actitud era una señal de que quería que siguiera hablando, así que solamente continué describiéndole todo lo que había pasado, la forma como mi hijo me tocó, cómo me besó y como me hizo tener un par de orgasmos, sin embargo, cuando llegué al momento que realmente se rompió una barrera entre mi hijo y yo, fui incapaz de seguir, la garganta se me cerró y mi llanto se acentuó al pensar que eso sería probablemente lo que haría que mi esposo me arrojara a un lado, lo que lo haría perder la cabeza; sin embargo, mi marido era un hombre muy listo, y por la forma ta abrupta con que dejé de hablar, se dio cuenta de que algo faltaba en esa historia, algo que supongo que confirmó en el momento en que fue testigo de cómo mi llanto ...