Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero - Relatos Eróticos

Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero

... equivocada).

“Joan, trae el álbum de fotos para que sepa el estilo que estamos buscando,” le ordenó Jax a Joan. Era tan claro quién mandaba entre estos dos.

Momentos después tenía en frente de mí un álbum de fotos bastante grueso, lleno de fotos de muchachas tumbadas sobre la misma cama sobre la cual me encontraba yo. Estaban en varias poses, con varios accesorios. Algunas llevaban mordaza, otras estaban atadas, otras tenían vendados los ojos. Estaban en varios estados de desnudez también, desde completamente vestida hasta en pelotas. Sentí un malestar en el estómago y una sensación de resignación al darme cuenta que obviamente no era la primera vez que habían hecho algo así. Cualquier pensamiento de escapatoria se difuminó rápidamente mientras que Joan iba hojeando las páginas del álbum. Había por lo menos una docena de chicas diferentes, pero no reconocía ninguna. Lo que más miedo me daba eran las marcas que veía sobre el cuerpo de algunas de ellas. Marcas rojas, parecían hechas por una mano o un bastón. Jax vio que mis ojos no se separaban de éstas imágenes en particular.

“Eran muchachas que no supieron obedecer,” me explicó. “Les tuve que hacer someter. Afortunadamente, el bastón convence bastante.” Me enseñó un bastón de madera, duro y fino. “Al fin y al cabo me pidieron clemencia y agradecieron tener mi polla en su boca.” Jax tenía una mirada lejana; parecía estar disfrutando del recuerdo. Se dirigió otra vez hacía mí enseñándome sus dientes de lobo. “Claro, si es que te pone el bastón solamente tienes que pedírmelo, Luna.”

Joan había dejado el álbum abierto en la cama y fue sacándome unas cuantas fotos de diferentes ángulos, colocándome los miembros del cuerpo en diferentes posiciones, ya que seguía sin poder hacer ningún movimiento. Parecía estar satisfecho con su trabajo.

“Esto ya está,” dijo Joan. “Pasamos a lo siguiente sin bragas.”

Jax me empezó a quitar la cuerda atando mis piernas. Me explicó que me quería ver muy abierta para las siguientes fotos. De la nada aparecieron unas tijeras que utilizó para cortarme las bragas. Con una mano, quitó la tela fina de mi tanga que me había abrigado de las miradas penetrantes de Jax, Joan y la cámara. Jax llevó mis bragas a su nariz, inhalando hondo. Me sonrojé, mortificada. Hizo un pequeño sonido de satisfacción.

Estaba abierta de piernas, la parte más íntima de mi ser completamente expuesta. Me apreté fuertemente las piernas pero Jax, tirando mis bragas destruidas al suelo, me cogió por ambas rodillas y me forzó a abrirlas. Me ató rápidamente los tobillos de manera diferente. Antes había estado en una posición fetal y ahora estaba media tumbada boca arriba, con cada tobillo atado a un pilar de la cama, haciendo que fuese imposible cubrir o esconderme. Otra vez, sentí una pulsación inesperada ahí abajo. La situación de estar atada, con la mordaza en la boca, abierta de piernas me estaba poniendo a cien y no lo entendía. Me iban a violar pero mi cuerpo me lo estaba pidiendo. ...