1. Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero


    Fecha: 30/09/2019, Categorías: No Consentido Autor: lazorritadetusakais, Fuente: TodoRelatos

    ... estando yo a cuatro patas porque decía que le gustaba ver mi culo botando mientras que me montaba. Nunca duraba mucho tiempo el pobre, solía correrse después de un par de minutos bombeándome. Le gustaba acabar sobre mi culo o en mi cara (lo que a mí no me entusiasmaba tanto). Aunque tenía habilidades aceptables y a pesar de no hacerme venir cada vez que me comía el coño, me corría con él con frecuencia suficiente para justificar seguir desahogándome físicamente con él. Sin embargo, tenía la impresión que siempre repetíamos la misma secuencia, y estaba deseosa de experimentar novedades. Me preguntaba cómo sería probar unas posiciones nuevas o hacerlo en un lugar que no fuese su cuarto. Incluso me generaba algo de interés el mundo de BDSM, aunque no lo había probado nunca y apenas tenía conocimientos. ¿Cómo sería estar atada con cuerda, indefensa? Me apetecía poder soltar el control del todo, ya que llevaba una vida bastante cuadriculada. Quería sexo fuerte, y aunque Óseas me daba algo de caña, necesitaba más. Fuera como fuera, tampoco diría que estos pensamientos me causaran mucha preocupación porque como os he dicho en aquella época la relación y el sexo con él era algo secundario en mi vida.
    
    Quizás lo único que me incomodaba de la situación era su compañero de piso, Joan. Joan era una persona rata, bajito y algo delgado, con las uñas sucias, las palas largas y una cara de virgen impresionante. No habría tocado una mujer en su vida, que tampoco habría sido tan larga, suponía. Tendría alrededor de 19 años cuando empezó a vivir en aquel piso con Óseas. Cada vez que pasaba por el piso de mi novio, el jodido niño rata, que normalmente vivía pegado a la consola, estaba de repente muy agitado y pendiente de mí. Habría jurado que pagaba la oreja a la puerta del cuarto para escucharnos cuando estaba con mi Óseas en la intimidad. Más de una vez le había sorprendido fuera en el pasillo al salir del cuarto. Una vez me había comentado descaradamente con una sonrisita de degenerado en los labios que tenía restos de semen por la cara.
    
    “Luna, guapa, me parece a mí que no has difuminado muy bien tu maquillaje hoy. Tienes un chorro de líquido blanco en la mejilla. Será corrector me imagino,” me había dicho.
    
    Me había quedado muda en aquel momento. Y entonces me había girado abruptamente para ir al baño, maldiciéndole a Oseas por la copiosa corrida que me acababa de echar por la cara, - que obviamente no había limpiado en su totalidad - maldiciéndome a mi misma por haberle dejado hacerlo, y maldiciéndole al chaval tan creepy y las cosas soeces que salían de su boca igual de soez.
    
    El comentario poco agradable ocurrió un par de semanas antes del día que estoy relatando. Era noviembre, un viernes por la tarde. Me había escapado de la universidad temprano, sobre las 14h ya que estaba muy cansada de la semana y deseando llegar a casa. Ahora el frío se notaba más por la ciudad ya que entrábamos en invierno. Mientras andaba por la calle pensaba cosas un poco ...
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